- José Manuel Montes resultó cornado
Un encierro muy bien presentado, con algo de kilos de más, fue el que se corrió ayer en el ruedo de la plaza de toros “Xonacatique” de Jesús María.
Ante algo más de un cuarto de entrada, la torería de Barba y tres toros buenos fue lo más destacado de la función; mientras que el cuadro negativo lo dio J. M. Montes al ser cornado por el cuarto de la tarde.
Oscar L. Rivera prácticamente pasó desapercibido-, se encontró con un toro noble y atento al engaño; ahogado sin embargo por sus kilos sobrados, ancló los remos en la corteza del anillo. El de Monterrey estuvo solo decoroso con él. Mal se observó después con el acero.
El diestro de Aguascalientes Fabián barba le dio cara a un toro manso, resabiado y peligroso, que se colaba con potencia respetable. Algo muy bueno ofreció al fin el de seda: una muestra fina de lo que es lidiar con todo lo que esto exige, coronando su diligencia con un espadazo entregándose abiertamente y cortando por ello una oreja.
Estupendo partido le robó al quinto, que de inicio no del todo sus embestidas; primero lo desengañó, luego lo cobijó con el centro del engaño y remató toreando con variedad. El toro, bien lidiado, rompió en el último tercio, en donde el diestro toreó dejando ver temple, firmeza y arte en muletazos diáfanos por medio de su bien manejada tela. Una vuelta al ruedo fue el justo premio luego de la estocada con entrega que realizó, pero de efectos tardíos, y varios descabellos. Perdió las orejas.
Bravo, noble y con clase fue el que cerró la fiesta; a sus buenas embestidas, el coleta les ofreció muletazos muy buenos sobre ambos lados, pero no supo esculcar la distancia correcta del burel, y por ello no redondeó un mejor trabajo. Desgraciadamente la espada le jugó torcidamente y su premio se sintetizó en una dosis buena de aplausos. José Manuel Montes se ocupó de los dos primeros tercios, pese a la poca estética, con entusiasmo; al armar la sarga ya no fue el mismo. Cuando escasea la firmeza en los pedestales y el mando en el engaño, poco bueno se espere. De modo tal, para muchos, puede pasar inédito un toro claro y de embestidas con clase. A más, agregaremos la generosidad del “Llaguno”, que muchas advertencias hizo, desatendiéndolas el joven y pagándolas con el percance anotado ya.
La lesión de Montes
La primera declaración de los galenos fue que llevaba una cornada en el tercio medio del muslo derecho, con trayectoria ascendente que quizá haya llegado al triángulo de scarpa; a más de un golpe en la cara.