- Pasó de .4 a 2.1 por cada 100 mil habitantes, entre los años 2000 y 2007
- Sin embargo, es el séptimo estado de la República con menor incidencia de este delito
Pese a ser uno de los estados con índice por debajo de la media nacional, la tasa de mortalidad por homicidio con arma de fuego casi se sextuplicó en Aguascalientes entre los años 2000 y 2007, de acuerdo con el estudio del Instituto Ciudadano de Estudios Sobre Inseguridad, A.C. (ICESI), realizado mediante el cruce de estadísticas de la Secretaría de Salud, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) y los que las instituciones de procuración de justicia proporcionan a través del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
De acuerdo con los resultados de ese estudio, por cada 100 mil habitantes de la entidad 2.1 fallecían asesinados con arma de fuego en 2007; ese año la media nacional registrada fue de 4.8 y en números reales, significó el fallecimiento de 23 ciudadanos.
Con esta tasa, Aguascalientes se ubicó como el séptimo estado con menor incidencia, sólo por encima de Coahuila, Hidalgo, Querétaro, Tlaxcala, Yucatán y Chiapas y empatado con Guanajuato; sin embargo, consta en el documento, fue el índice de homicidios más alto registrado en ese período de estudio.
El crecimiento de muertes violentas en Aguascalientes se observó de 2000 a 2002, cuando la tasa de mortandad por homicidio pasó de .4 a .8 y luego a .9 por cada 100 mil habitantes; esa tendencia se vio interrumpida por un período de tres años de estabilidad, durante los cuales el indicador se mantuvo en .7 muertes por homicidio entre 2003 y 2005.
Esas cifras corresponden a cuatro asesinatos registrados en 2000, al doble; es decir, ocho en 2001 y nueve al año siguiente. La incidencia bajó a siete homicidios registrados en 2003 y la misma cifra en 2004 y 2005.
Para 2006, en el estado se registraron 10 muertes por arma de fuego y fue entonces cuando la tasa de mortalidad se elevó nuevamente a .9 muertes por cada 100 mil habitantes.
Con la cifra de ese año, Aguascalientes era en 2000, junto con Yucatán, la entidad con la tasa de homicidios más baja de todo el país; para el año siguiente, Yucatán conservó el último lugar en este tipo de muertes violentas, mientras Aguascalientes pasó al segundo lugar como entidad con menos homicidios, lugar que conservó al año siguiente, pese al incremento en la incidencia.
Para 2003, nuevamente tuvo la incidencia más baja, una vez más a la par de Yucatán. Para los dos años siguientes pasó nuevamente al penúltimo sitio, pese a conservar el mismo índice, porque la incidencia de este delito en Yucatán bajó a .2 y .4. Ambos estados permanecieron en los mismos lugares para 2006.
Ya para 2007, cuando la tasa de homicidios se disparó, Aguascalientes pasó a ocupar el séptimo lugar, en tanto Yucatán pasó al segundo, debido que el índice de Chiapas disminuyó drásticamente, pasando de 4.0 a .7 muertes por homicidio por cada 100 mil habitantes.
Con base en cifras del INEGI, el estudio calculó hasta 2006 la tasa de mortalidad por homicidio por grupos de edad, quedando la de Aguascalientes en 14.5 fallecidos en edad productiva por cada 100 mil habitantes, teniendo esta característica la totalidad de los asesinatos registrados hasta entonces.
En el apartado de causalidad, el estudio de ICESI señala que el incremento en la tasa de homicidios está relacionado con la pobreza e inequidad social que México mantiene en el plano institucional; en el plano interpersonal, ve como posibles causales la presencia del alcohol, la edad y sexo de la víctima, así como el lugar y la hora de comisión del delito y encontró que en algunos casos, como los homicidios de mujeres influye el estado civil de la víctima.
Asimismo, señala diferencias entre las cifras de la SS y el SNSP, que en el caso de Aguascalientes es de cinco homicidios. La secretaría de salud reportó 44 homicidios, en tanto que el Sistema Nacional de Seguridad Pública informó de 49.
Como posibles soluciones, el estudio habla de implementar técnicas de investigación basadas en método científico, de políticas públicas de prevención del delito y programas de prevención de la violencia para niños, además de fomentar la equidad de género y social.