- Hay muchos huecos en las leyes de sociedad de convivencia que no se equipara
- Negar el matrimonio es un acto de discriminación prohibido por la Constitución
Son principalmente los congresistas y los abogados los que están en torno a la legislación a favor de los matrimonios gay quienes saben de las grandes diferencias existentes entre la figura de las sociedades de convivencia y el matrimonio, sin embargo los dos fundamentos esenciales para la comunidad, son el reconocimiento social y la posibilidad de brindar cierto tipo de derechos y obligaciones, comentó Julián Elizalde Peña, del colectivo Sergay de Aguascalientes.
En las leyes de sociedades de convivencia existentes que con el paso del tiempo se han ido “dizque” mejorando, en realidad no garantizan la igualdad de derechos y obligaciones respecto a lo que implica la figura del matrimonio, lo que ellos han analizado es que en última instancia estas sociedades no fueron pensadas de manera exclusiva para las personas homosexuales porque incluso las personas heterosexuales pueden aludir a esta figura civil para ganar ciertos derechos.
Es muy importante que las personas gay conozcan estas diferencias y es por eso que el Colectivo Sergay ha trabajado con la comunidad ejercicios de comparación, entre las diferencias está el derecho de sucesión de las cuestiones hechas ya como pareja, los bienes materiales, extender la seguridad social, la cuestión de tomar decisiones sobre el cónyuge en momentos de enfermedad; en torno a estos temas hay cuestiones que las leyes de sociedades de convivencia todavía no contemplan.
“Es muy importante que el matrimonio entre personas del mismo sexo nos da un reconocimiento social y jurídico ante la sociedad, nos equipara y nos pone en igualdad de condiciones con las personas heterosexuales, eso es lo que pedimos en una sociedad democrática e igualitaria”.
Elizalde Peña señaló que al momento de casarse por la vía civil, las personas homosexuales no sólo adquieren derechos sino también obligaciones y eso es muy importante tomarlo en consideración porque hay exigencias como la manutención, las implicaciones del divorcio y exige además como una obligación que exista una “indemnización” en los casos de separación.
Para el activista, más allá de los ciudadanos comunes son desafortunadamente instituciones como la iglesia católica, los legisladores y legisladoras de partidos conservadores que basan sus ideas en fundamentos sobre todo religiosos, llenos de prejuicios y cargados de fobias y odios hacia ciertos grupos, son ellos quienes se niegan a esta nueva autorización del código civil en el Distrito Federal y que quizá posteriormente busque replicarse en las entidades federativas.
“De todas formas estas relaciones se siguen dando, hay parejas heterosexuales que de hecho se juntan en unión libre, así las parejas homosexuales que toda la vida han existido (…) la gente que quiera asumir un compromiso, lo asumirá, el amor es independiente de una forma jurídica, pero si alguien quiere asumir ese compromiso debe tener derecho a hacerlo, son garantías que sí pedimos”.
Para Elizalde es muy lamentable que sea finalmente y en gran medida la iglesia católica quien está fomentando esta situación de rechazo, discriminación y odio para quienes son diferentes. En este aspecto el titular del colectivo aludió a las líneas contenidas en el artículo primero de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos donde se dice, “Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, el estado civil…”.