De hace aproximadamente una década hacia acá el graffiti ha tomado una fuerza impresionante, en los años 80 ó 90 no era un ejercicio tan continuo y pertenecía meramente al ámbito de lo ilegal, poco a poco aunque no dejó esa esencia marginal tomó por asalto espacios que en otro momento hubieran estado vedados.
El graffiti como un arte empezó a diversificarse, no solamente con el uso del aerosol sino también de los stickers, posters, stencil y otras técnicas mixtas que empezaron a utilizar quienes más experiencia tienen, pues quienes se dedican a esto no son siempre egresados de alguna carrera de diseño o de artes, muchas veces son jóvenes que aprendieron de la calle porque es ahí donde se encuentra el arte, este arte, el urbano, dijo en entrevista Jorge Villa, promotor cultural que ha trabajado varios proyectos con los grafiteros.
Generalmente los jóvenes cuando inician las primeras pintas que hacen son ilegales, en muchas ocasiones es justo eso lo que los apasiona para engancharse con el graffiti, ponen su nombre en gran formato, luego de eso comienzan a involucrarse con otros grupos o con gente más experimentada; en ese proceso incluso hay quienes se han preocupado por hacerlo dentro del ámbito legal e incluso en las galerías, sin por eso olvidar que el arte urbano nació fuera de estos lugares.
Si el graffiti es o no arte es una discusión que ya se ha tocado en varias mesas, paneles, conferencias o seminarios; en México existe ya una tradición de pintura mural, de arte urbano que ha ido tomando diferentes rumbos, se han consolidado propuestas que lo mismo son de graffiti legal o ilegal de mucha calidad, finalmente el análisis es muy profundo y debería tomarse en consideración qué es lo que se pinta y qué quiere trasmitir.
Las calles están diciendo cosas, es un proyecto nacido de la iniciativa de Celso Martell (KOMAL) y Jorge Villa, el primer proceso fue reunir artistas de todo el país para llevar sus obras por diferentes lugares de la república, en un inicio fueron 20, pero conforme llegaron de visita a las diferentes ciudades se fueron uniendo más artistas desconocidos pero de gran calidad. En esta ruta visitaron Cancún, Ciudad Juárez, Veracruz, Oaxaca, a la misma Ciudad de México, en muchas de estas ciudades les abrieron las puertas por la calidad del trabajo, el museo de la Ciudad de México, otro espacio fue el centro cultural Jaime Sabines, la facultad de artes plásticas de la Universidad Veracruzana, el museo Raúl Anguiano en Guadalajara, fueron de sus grandes logros que incluso no imaginaron en un principio que iban a conquistar.
“Déjame decirte que los grafiteros tanto legales como ilegales por ningún lado los veo como delincuentes, como los pintan, incluso con todos los grafiteros que nosotros participamos cuando llegábamos a un estado (…) se enteraban de la exposición se acercaban (…) muchos nos invitaron, nos extendieron la mano de quedarnos en sus casas (…) el movimiento grafitero es muy noble”.
En esta gira descubrieron que los grafiteros lo que buscan son espacios donde exponer, porque incluso hubo artistas locales que ellos incluyeron como parte del proyecto porque de otra forma no les habían prestado a ellos los espacios, después de haberlos pedido durante años.