- Lo que usa para sus obras es desechable, pero se queda en la memoria
- Es un artista en constante experimentación con los materiales y las ideas
Nació en Apaseo el Alto, Guanajuato, de familia campesina lo que le trajo un contacto directo con la naturaleza, le debe su formación “social” a las escuelas populares de la Ciudad de México después del 68 y vino a desarrollar su proceso creativo en mayor medida a Aguascalientes, su nombre Jaime Lara Arzate y su dedicación de tiempo completo es el arte plástico a través de instalaciones y performance.
Para él, aunque el arte debe ser también un elemento de divertimento, no puede ser por ser simplemente, para su existencia se requiere el contenido, el trasfondo y en el caso del Lara Arzate este es generalmente social, una reflexión siempre picante y aguda de lo que pasa con las promesas del actual presidente de la República, la vulnerabilidad de los niños enfermos de SIDA, la rememoración de los héroes de la revolución mexicana.
Ese gusto que posee por el arte que irrumpe, llama la atención y luego desaparece o se transforma la tiene desde que era un joven estudiante y era parte del colectivo Así es, ellos se propusieron a la manera de los artistas plásticos de los años 70 que querían sacar el arte de las galerías para llevarlo a la calle e involucrar a la gente y hacerla partícipe no sólo de la observación sino del mismo proceso creativo.
Tiene en su haber una treintena de exposiciones colectivas; su llegada a Aguascalientes la “inició” con una exposición individual con un tema taurino desde un punto de vista onírico, para una Feria Nacional de San Marcos, a partir de aquí se empezaron a abrir los espacios para realizar y sobre todo mostrar diferentes trabajos. Esto en conjunto con el trabajo de promoción artística que realizó como colaborador del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), lo hicieron recorrer diferentes caminos que hoy forman parte de su experiencia plástica.
Sus creaciones están en constante experimentación, lo mismo utilizó el origami para un proyecto que se llamó Licantropía que era una mini- instalación de lobos que daban la sensación de movimiento porque iban del más grande al más pequeño. “La instalación normalmente se recorre, se admira, la ambientación es un espacio que te envuelve, envuelve al espectador y forma parte de la propuesta, normalmente hago instalaciones y ambientaciones”.
“Puedes tener una idea, la puedes escribir, la puedes bocetar, pero cuando la estás realizando se va modificando de acuerdo a las necesidades del espacio, de los recursos económicos, entonces van acotando ideas o vas ampliándolas, siempre es un continuo movimiento, normalmente yo puedo diseñar una exposición pero no termina siendo así”.
Los materiales no son su límite sino sólo una herramienta generalmente frágil y pasajera que en el momento de la exposición es arte dispuesto a convivir, ser comprendido y dejar un mensaje para cada uno de los visitantes que están ahí y después incluso llegar a ser piezas que lleguen a parar a Norias de Paso Hondo, en un patio para ser un gallinero, eso es algo que puede producirle emoción al artista por ver el nivel de utilidad que llegan a tener sus producciones.
Cada uno de los elementos en sus ambientaciones, instalaciones o performance tiene un sentido muy específico, usa metáforas. “Generalmente todos los trabajos que hago son desechables, cumplen su función, en su tiempo, en su espacio y se quedan en la memoria de la gente que los fue a ver como una contribución para ellos”.
Ha sido becario del FECA en dos ocasiones, la primera fue en el 2002 con un proyecto que hablaba de los migrantes, los mexicanos van a Estados Unidos, qué ocurre en esos casi 3 millones de kilómetros que hay de línea fronteriza; en ese trabajo la propuesta era que así como existe un paso de las estrellas, también existieran estrellas con el término John Doe, que es el término que le dan a los cadáveres no identificados en EU, sobre las estrellas había unos pies estigmatizados con una hoja de rasurar impresa con la imagen de un dólar haciendo alusión a quienes se van en búsqueda de una mejor vida y no la encuentran.
Haciendo un recuento de los trabajos que ha realizado a lo largo de este tiempo identificó a primera vista entre las fotografías, el favorito que es una instalación dedicada a los niños con SIDA donde evidencia la forma en que los medios de comunicación han tomado como bandera a niños y personas vulnerables para hacerle creer a la sociedad que son benefactores.
Su exposición más reciente fue Homo Terrae que estuvo desde el pasado 29 de octubre y hasta el 15 de enero es parte de una serie de obras con una temática encaminada a la cuestión de la preservación del medio ambiente, no porque ahora es un tema en boga, sino porque como él mismo lo dice, proviene de una familia campesina y su vínculo con la naturaleza es desde siempre.
El próximo proyecto apoyado por el FECA, llevaba por nombre Iconografía de Guadalupe Posada, la vigencia e influencia de Guadalupe Posada en la instalación y en este caso específico, estaba dedicado a Felipe Calderón donde además se reprodujeron hojas volantes que en el tiempo de Posada se usaban para informar a los pobres sobre las noticias más relevantes, costaban un centavo. La noticia es la aparición espectral de Felipe de Jesús.
Aunque no todos los proyectos han tenido buen término, hay algunos que han quedado sólo en propuestas que van de un funcionario a otro, pero que nunca hay alguien que le diera respuesta como una instalación monumental de girasoles en la Plaza de armas o un proyecto de mural urbano como expresión colectiva que hasta ahora no se ha hecho nada.