La semana pasada Julián Elizalde nuestro buen amigo de Colectivo Sergay, nos introdujo al amplio y fascinante mundo de la sexualidad y a la temática a la que nos vamos a enfocar en esta sección. Uno de los temas polémicos que necesariamente se tiene que revisar es el género y la interrelación que tiene con la sexualidad. Casi puedo asegurar, que un importante núcleo de la población ha escuchado la palabra “género”, desgraciadamente no por las acciones educativas o informativas de algunos sectores gubernamentales y no gubernamentales, sino por la jerarquía católica, quién desde 1994 en que se realizó la IV Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo en El Cairo, se opuso radicalmente a la incorporación del género como herramienta de análisis de la realidad circunscrita a las mujeres y a los hombres. Género es una categorización social con implicaciones bio-psico-sociológicas, que se determina a partir del sexo con el que nacemos. Es una red de creencias, rasgos de personalidad, actitudes, sentimientos, valores, conductas, características culturales, actividades y prácticas diferentes a las mujeres y a los hombres, como producto de un proceso histórico de construcción social, y que cotidianamente refleja relaciones de poder.
Esto último, implica la transmisión y aprendizaje de normas que informan a la persona acerca de lo obligado, lo prohibido y lo permitido. Las mujeres y los hombres sabemos perfectamente qué tenemos que hacer, qué no debemos hacer y qué se nos permite hacer, y todo esto sin que se nos haya enseñado de una manera formal y sistemática. Simple y sencillamente lo aprendimos en casa.
Ahora bien, ¿qué tiene que ver el género con la sexualidad?
Si la sexualidad de acuerdo con la teoría de los Holones de Eusebio Rubio, abarca cuatro subsistemas: reproductividad, vínculo afectivo, erotismo y género, podremos utilizar éste último como herramienta de análisis transversal a cada uno de ellos, y lo plantearemos con base en las siguientes preguntas: ¿cómo son los hombres y las mujeres en esta sociedad?, ¿cómo viven y expresan su paternidad y su maternidad?, ¿cómo viven su erotismo los hombres y las mujeres en esta sociedad en la que vivimos?, ¿cómo viven y expresan sus afectos las mujeres y los hombres?. Antes de responderlas, es necesario aclarar que no podemos generalizar porque cometeríamos errores con hombres y mujeres que están tratando de dar un giro a estas construcciones sociales. Sólo señalaremos rasgos de conducta que en mayor o menor grado aún permanecen y permean en nuestra sociedad, y que cotidianamente nos encontramos en los grupos urbanos y rurales con quienes trabajamos en nuestro Estado. Al tratar de responder la primera pregunta como son los hombres y las mujeres, no puedo dejar de ceder a la tentación de pensar en las películas de Pedro Infante o Jorge Negrete….¡ya sé, ya sé! No se me alebresten!! Es claro que ya no es ni el estilo de vida, ni la actitud de mujeres y hombres; sin embargo, no dejo tampoco de pensar en el libro de Marina Castañeda “El Machismo Invisible”, en dónde plantea cómo los hombres actuales viven en una “aparente” ausencia de machismo, ya que en los tiempos actuales este se ha transformado en una conducta que aparentemente no se compara con los tiempos de Infante o Negrete. Para muestra un botón: ¿Cómo está actualmente la situación de violencia hacia las mujeres? ¿Cuántas de ellas mueren a manos de sus parejas o ex parejas? ¿Porqué los hombres jóvenes mueren por accidentes violentos?
La competitividad, el ser el mejor, el que más mujeres conquiste, el más fuerte, el más duro, el más agresivo, el que toma las decisiones, el más hombre… son aún deseos de hombres niños, jóvenes y adultos; ser una buena madre, una buena esposa, una buena mujer, atender a tu pareja, pensar que lo doméstico es tu área de responsabilidad, lo mismo que el tener hijos y depender de tu marido, siguen siendo acciones que se realizan, aunque el discurso de algunas mujeres sea diferente. A todo esto agregamos la incursión de la mujer en el trabajo más como una necesidad de subsistencia, que como una oportunidad de desarrollo.
¿Cómo viven las mujeres y los hombres su erotismo? Bueno, en principio tenemos que decir que el deseo sexual tiene una base psico-fisiológica que no se puede negar, y que en el caso de las mujeres está sujeto al ciclo menstrual que vive, por lo que no siempre se genera tal deseo instantáneamente. Además, toda la educación de la sexualidad que gira en torno a que las mujeres deben ser guiadas eróticamente por su pareja y que deben estar disponibles para él, que no es conveniente tener muchas parejas sexuales, que la parte íntima del cuerpo está destinada a compartirse solo por amor, a vivir este cuerpo aún en este siglo XXI con vergüenza, desinformación, ocultamiento (aunque la moda se mostrar todo muchas mujeres no conocen sus órganos sexuales ni los revisan cotidianamente con un espejo). ¿Y los hombres?, pues a tener mucha experiencia, muchas parejas sexuales, a pedir relaciones sexuales sin importar si existe deseo o no en su pareja, a no informarse adecuadamente y hacerse responsable de sus espermatozoides, etc. Y en torno a todo esto, la falta de comunicación sexual entre las parejas.
De acuerdo con las indicaciones que me dieron, ya excedí el número de palabras que debo escribir, por lo que en otra participación terminaré de comentar lo que falta y abundar más en el tema, pero no quiero dejar de comentar que estas situaciones que pueden parecer chuscas en algún momento y que incluso forman parte o son chistes con los cuáles much@s ríen, ocasionan discriminación, problemas graves de salud, injusticia, anulación de derechos y la imposibilidad de avanzar como sociedad libre, democrática y justa.