- En en conferencia en la Universidad Autónoma, con estudiantes y maestros
- Necesarios cambios sustantivos para devolverle la dignidad a México
La Universidad Autónoma de Aguascalientes, en colaboración con la presidencia municipal de Jesús María, recibió en la tarde de ayer al político e intelectual Porfirio Muñoz Ledo. Lúcido tanto en su retórica como en sus ideas, mantuvo atento a un público que llenaba con creces la sala escogida para la plática. Más que una conferencia, la de Muñoz Ledo fue una clase magistral amena y divertida sobre política, legislación, actualidad y gobierno en México.
El primer contacto del conferencista con el auditorio fue un triste reconocimiento a la poca o nula representación del estado a nivel nacional. La realidad es que Aguascalientes ha perdido peso a nivel nacional e incluso Muñoz Ledo tanteó al público bromeando sobre la identidad del gobernador, de quien dijo no saber si se apellidaba Reynoso o Princeso.
La conferencia, con tema previsto sobre la importancia de una reforma de Estado, tomó desde el principio un rumbo didáctico y participativo. Muñoz Ledo instó al público a exponer temas de debate en el ruedo. Concediendo turnos de pregunta a un hombre y una mujer de forma intercalada, accedió a contestar varios puntos polémicos siempre girando en torno a la necesidad de un cambio sustantivo de las instituciones del país.
La retórica de Muñoz Ledo y su forma de hilvanar las reflexiones sobre la Constitución denotan la experiencia y profesionalidad de un hombre crítico y constructivo. Para comenzar, apuntó que a la ley suprema vigente en México se le han hecho 480 reformas desde 1917 y resultado de esta actitud es la Constitución “parchada” con la que cuenta el país. “No hay que quitarle valor a las revisiones” porque todas aportan algo, pero nunca ha habido una ruptura. El experimentado político criticó que no se ha aprobado aún una nueva Constitución por la “mediocridad de la clase política” mexicana.
A través de la reflexión sobre temas muy diversos, el eterno Porfirio Muñoz Ledo y Lazo de la Vega transmitió al público una moraleja por todos conocida pero que no deja de ser impactante: El país sufre un olvido tremendo de su historia, un caciquismo añejo con el que no ha podido ningún movimiento social. México vive el presente con una realidad atrasada que tiene sumido al país en la peor crisis económica, política y social.
Del Estado, afirmó que lo calificaba casi de “fallido”, o lo que es lo mismo, “secuestrado”, puesto que la autoridad débil y corrupta ha perdido soberanía interna y externa sobre el país. La única forma de devolver a México la dignidad que le han arrebatado los políticos “farsantes e ineptos” es acotando tres factores de poder sobre el gobierno: el monopolio del espectro televisivo en manos de Televisa; la “soberbia y arrogancia de la Iglesia católica” y los monopolios financieros.
En tanto a la forma de gobierno en el país, el político y legislador afirmó que en México predomina una “gravitación presidencialista enfermiza” que hay que solucionar. Tal vez, no implantando un cambio hacia un sistema parlamentario, pero sí hacia un modelo semipresidencial en el que se compartan competencias. Relacionado con la omnipresencia presidencialista en el país, Muñoz Ledo abogó por legislar en pro de la revocación de mandato. “Si aceptamos el divorcio o la disolución de asociaciones, hemos de aceptar la revocación de mandato”.
Cuestionado por la legislación en cuanto al matrimonio homosexual y el consiguiente derecho a adoptar de ellos mismos, Muñoz Ledo expuso una lógica muy sencilla. El derecho civil se ocupa de legislar acerca de los vínculos entre personas y un hecho es que existen vínculos, relaciones amorosas entre personas del mismo sexo. Es una situación que hay que regular y da igual si se llama “matrimonio” o “unión civil”: es un hecho de la sociedad. En otros rubros, Muñoz Ledo trató el indigenismo en México, la importancia de reformar la educación superior, la urgencia de darle carácter autónomo al Ministerio Público y la necesidad de establecer un régimen representativo más democrático.