- Es delito en que no se otorga el perdón y los padres deben reparar el daño
- Estilo de vida urbano y entorno familiar, determinantes en delincuencia juvenil
Aunque en las cifras no se encuentra entre los delitos con la mayor incidencia, la defensora especializada en justicia para adolescentes, Paulina Díaz Guzmán, calificó los “atentados contra la estética urbana” como uno de los delitos más comunes. entre jóvenes de entre 12 y 18 años de edad, pero también uno de los más complicados ya que, aunque generalmente consiste en pintar graffiti en propiedad pública o privada, por estar catalogado como delito grave en la Legislación Penal local, es causa de de internamiento de quien lo comete.
Díaz Guzmán precisó que en este tipo de delito no opera el otorgamiento del perdón y que, aunque la sanción de reparación de los daños se imponga, hacerlo es inconstitucional, pues se trata entonces como una pena transmisiva, siendo los padres del procesado quienes deben pagar.
Al respecto, el director del Instituto de Investigaciones Legislativas (IIL), Lorenzo Rodríguez Gallardo, propuso en la obra recopilatoria que el instituto editó sobre el tema, una nueva reforma a la ley de este sistema para que el perdón opere en el delito de atentados a la estética, alegando que con esto, se evitaría otra situación que se da frecuentemente: el retraso del proceso por alguna de estas cuestiones, a pesar de que la ley se rige, entre los 12 principios, por el de celeridad procesal.
La defensora de oficio afirmó que el delito de atentados a la estética suele complicarse porque la situación está sujeta a condiciones tan diversas como que los ofendidos deseen que se les repare el daño, que los padres quieran y puedan hacerlo y que el sitio afectado sea inamovible.
En ese sentido, comentó el caso de de un joven que, junto con un grupo de amigos iba a pintar graffiti en un vagón de tren y que, pese a que nunca lo hizo, fue él al único que la policía logró detener y como el tren continuó su itinerario días después, el joven sigue retenido porque la reparación del daño está supeditada a la presencia del objeto afectado.
Además, Díaz Guzmán consideró que en la mayoría de los casos el delito se imputa incorrectamente, considerándolo atentado a la estética urbana, cuando bien pudiera tratarse de daño a las cosas.
Estilo de vida urbano e historia familiar disfuncional, determinantes en delincuencia juvenil
En otro orden de ideas, la defensora de oficio especializada no negó el crecimiento de los índices delictivos de personas de entre 12 y 18 años, “ni creo que con la aplicación de la reforma la delincuencia juvenil vaya a terminar” pero, desde su perspectiva, dijo, el incremento se debe al tren de vida que se lleva en la actualidad, inherente al crecimiento, industrialización y urbanización de Aguascalientes y a que en muchas ocasiones los jóvenes no tienen el cariño y el apoyo de una familia detrás de ellos, lo que genera un círculo vicioso y los vuelve reincidentes.
Aseguró que son diversos los factores que llevan a un adolescente a delinquir; no obstante, afirmó haber observado que en una amplía mayoría de los casos es la rebeldía común de la edad, combinada con la necesidad de aceptación y pertenencia característica de los jóvenes y una situación que los pone en posibilidades de cometer el delito.
En otros, sobre todo en delitos graves, como narcotráfico, secuestro u homicidio, influye el tipo de vida que el adolescente ha llevado, su entorno familiar e incluso la genética: “si viene de una familia criminógena, es más propenso a delinquir, aún cuando es separado de sus consanguíneos, según algunos estudios”.
De lo anterior, subrayó, la necesidad de que haya instituciones que apoyen a los jóvenes antes, durante y después de su internamiento, porque aunque ésta sea la máxima medida que se les puede aplicar, de la vida que encuentren afuera dependerá su reincidencia.