- Se definiría el candidato de AN en elección con activos y adherentes
- El conflicto entre GAE y los regidores, todavía latente
Las reuniones en el CEN panista, con los “aspirinos” a la gubernatura y a la alcaldía, han sido la grilla más relevante de la semana. Por eso, vale la pena comentar los acuerdos a los que se llegó, y rectificar algunos de los rumores que han sido esparcidos sin mayor fundamento.
Primero que nada, nos confirman, es falso que se hayan hecho públicas encuestas con intención de voto. Lo que se mostró a los candidatos, de forma individual, fueron sus evaluaciones, su nivel de posicionamiento, su efectividad como candidato y sus posibilidades reales. Aunque ya no hay duda: en el caso de la gubernatura sólo hay dos contrincantes en serio: Martín Orozco y Raúl Cuadra.
El problema se resolvería muy fácil si Orozco aceptara ir en mancuerna con Cuadra para la alcaldía, pero como eso no se ha podido avanzar, la opción que se perfila de forma más consistente es una elección entre militantes activos y adherentes. Opción en la que, aunque Orozco guarda algún tipo de esperanza, Cuadra tendría ventaja, especialmente si perdura la alianza entre Luis Armando Reynoso y Arturo González Estrada.
En el caso de la alcaldía, la elección podría ser sólo entre miembros activos, en la que la pelea se concentraría entre Jesús Martínez (quien no estuvo en la reunión del CEN con pre-candidatos a la presidencia municipal, pero sí se intentó colar a la de un día antes) y Fernando Herrera Ávila (que habría sido regañado, como el resto de los aspirantes, en el sentido de que ya “le bajaran” a la confrontación en medios).
A pesar de esos acuerdos, sin embargo, el CEN tomaría en cuenta los resultados de encuestas como pre-requisito a la elección. Además de la obligación de que el 10% de los miembros del PAN avalen una candidatura, se añadiría una para que sólo pudieran contender aquellos que tuvieran una alta aprobación ciudadana.
Las tareas para cada uno de los pre-candidatos parecen claras: Raúl Cuadra tiene que empezar a liderar su proyecto, y a mostrar que puede ser un candidato ganador. Porque, a pesar de que se asuste a los panistas con el petate del muerto, de que si Orozco es candidato, el gobernador apoyaría al priísta Carlos Lozano, lo cierto es que las encuestas señalan que si la elección fuera entre el ex alcalde y el actual senador, el colchón de ventaja para el panista es de 15 puntos. Con todo y las anomalías con las que se adjudicó un terreno.
Por su parte, Orozco tiene que demostrar que sería capaz de tener capital político y financiero para sustentar una candidatura, sin el respaldo de Reynoso Femat. Para ello, aunque le pese, tendrá que echar mano de su amistad con Felipe González y empezar a buscar algún respaldo en el CEN panista. Eso sí, sin pasarse de vivo y querer hacer un “amarre” con algún grupo contrario al de Felipe Calderón.
El que mejor pueda cumplir con su tarea de aquí al día de reyes, tendrá la candidatura en la bolsa.
Que están sentidos. Luego de que el fin de semana el alcalde de la capital Gabriel Arellano Espinosa se desvelara junto con su personal de seguridad pública para presumir a funcionarios de otros municipios del país el funcionamiento del alcoholímetro, los que, para no variar, destacaron por su ausencia, fueron los regidores.
Pero en esta ocasión, no como cuando no se pararon en la entrega de terrenos para la UAA, los regidores argumentan que no fueron “requeridos” por el primer edil. Lo políticamente correcto es decir que seguramente fue un descuido del secretario particular de Arellano, y sí, precisamente eso dijeron. Aunque sí, cuatro o cinco días después de seguramente no poder dormir por no haber estado en el evento, los regidores se decidieron a timoratamente alzar la voz para expresar su inconformidad.
Este hecho no tendría la menor relevancia de no ser porque no es la primer “falta de comunicación” que se da entre Arellano y sus regidores… Otra vez, olvidaron en un evento conjunto con el IFE, mencionar a los regidores y el evento era “un día en el cabildo”, pecata minuta.
Luego, el mencionado desaire que le hicieron hasta los de la comisión de cultura al edil al no presentarse a la entrega de terrenos en la UAA; antes, las diferencias y algunas detenciones a gente cercana a los regidores por problemas viales.
También están las filtraciones acusando a funcionarios de querer pegarle a los regidores por sus excesos. Y la firma del desplegado en el que todos dieron su espaldarazo al “lorenista” Roberto Tavares, cuando el conflicto con Arellano. Aunque parezcan pues hechos aislados y superficiales, son ya una cadenita de rencores y desacuerdos que, si no son bien tratados, pueden causarle al edil dolores de cabeza antes de que abandone su gestión, ya sea en enero o en abril, para lanzarse por la “grande”.
Máxime, cuando casi todos los miembros del cabildo no están dispuestos a volver a vivir fuera del presupuesto y pretenden, los más, una diputación local.
P.D. Cuentan que a los diputados federales por Aguascalientes les contaron que un tal Joseph Stiglitz (Premio Nóbel de Economía y ex jefe del gabinete económico de Bill Clinton) había criticado el “paquetazo” económico que se aprobó para el próximo año. Lo primero que se preguntaron es quién era ese señor, y sus respuestas fueron en varios sentidos: a) “Ha de ser gente del peje”; b) “Ese señor ni siquiera vive en mi distrito, ¿o sí?”; y c) “¿En qué nómina está?, para que lo corran”. QUE DESCANSEN.