Primero una felicitación a Don Matías Lozano quien se apresta a ser el nuevo coordinador de prensa en el Congreso en sustitución del actual que hace labor para dirigir las aspiraciones de un militante del PRI para el próximo año según el socorrido radio pasillo del honorable.
A nadie escapa que crece en el país, como en los ciudadanos, cierta
decepción por decir lo menos de los políticos, la política y los
partidos. Esta actitud se manifiesta en un sentimiento de que la
política es inútil y prescindible que es más un estorbo que una ayuda.
Podemos reconocer que esa actitud ha sido alentada por los malos
políticos, sin embargo no podemos permitir que esto prevalezca porque
el bien común debe seguir siendo meta.
Finalmente es un hecho objetivo decir que la política sustentada en
partidos permanentes no puede ser sustituida, y los intentos de hacerlo
han resultado en rotundos fracasos.
Revalorar la política tiene que ver con lo que debe ser, la adecuada
articulación de los esfuerzos que cada ser humano integrante de la
comunidad hace para realizarse a plenitud, herramienta que posibilite y
promueva la participación de todos en la solución de los problemas.
A pesar de las divergencias que en el análisis político se puedan
tener al respecto, lo que es un hecho es que el país aún no logra
configurar el modelo institucional que sustituya a las prácticas y
estructuras del viejo sistema. Muchas siguen aquí y pueden en un
momento dado revertir los logros que hemos conseguido en materia
democrática.
Es nuestra responsabilidad apuntalar el proceso de reordenamiento
nacional, junto a la revalorización de la política, la generación de
una nueva cultura política democrática y a las transformaciones
sociales y económicas que el país requiere.
Los largos años bajo la tutela de la “Presidencia Imperial”
inhibieron el desarrollo de las virtudes cívicas y los valores de la
democracia.
Ahora liberados de ese viejo y anquilosado modelo es necesario que
rápidamente adquiramos los hábitos y costumbres que son normales cuando
se vive en un estado democrático, que aceptemos el reto de la libertad
y hacernos responsables por el ejercicio de la misma y sus
consecuencias.
El análisis de la situación crítica sobre la percepción de la
política nos lleva a renovar nuestros métodos para comunicarnos con
los ciudadanos, hacernos entender y recibir su apoyo.
Al retomar conceptos de Castillo Peraza y Luis Felipe Bravo me queda
claro que la tarea en un sistema perfectible nos sigue empujando en
esta brega de tenacidad a construir con nuestro ejemplo una nueva
cultura política de participación ciudadana donde la verdad y el
interés común mueva a la acción colectiva.