¡Que razón tenían los consejeros del Instituto Estatal Electoral! Más tardaron en aprobar un acuerdo que procurara la equidad en la contienda por la gubernatura, que los aspirantes a la gubernatura demostrar el por qué del razonamiento.
La “más decente” fue Lorena Martínez, a quien se le ocurrió “compilar” un libro sobre la cuestión electoral y promoverlo ampliamente, a través de espectaculares y anuncios, en lo que lo más destacado es su imagen personal.
La mejor “coartada” ha sido la de Gabriel Arellano, quien culpó a la
crisis financiera que atraviesan los distintos niveles de gobierno para
cancelar actividades extraordinarias, como la controvertida pista de
hielo que colocó el año pasado, y se concentró en una política
eminentemente más popular, aumentando el número de obras en colonias
marginadas, y el número de apoyos asistenciales que entrega, como las
cobijas y las despensas. Su tirada, sin ninguna duda, sigue siendo
levantar popularidad que obligue a la cúpula del tricolor a “sentar” a
Lorena Martínez.
Alguien que, con o sin acuerdo, ha utilizado todos los medios a su
alcance para promoverse es Carlos Lozano de la Torre. El senador no
tiene reparo alguno. Por ejemplo, es un crítico sistemático de la
“parcialidad” de Isidoro Armendáriz, pero no tiene empacho en utilizar
organismos institucionales, como el Frente Juvenil Revolucionario y la
CNOP que dirigen sus “Lozano Boys” para promover su candidatura.
También le encanta criticar la forma en que, según él, Gabriel Arellano
“cilindrea” a los medios en su contra y no duda en aventarle toda la
caballería encima a sus adversarios.
También está el caso de Martín Orozco, a quien la desesperación lo
ha llevado a debatir en programas de radio con el regidor José Luis
Proa, contra quien tuvo que utilizar las llamadas del “público” para
que alfiles suyos le echaran montón al joven que, sin ser nada del otro
mundo, ha podido exhibir la rapidez con la que el ex alcalde privatizó
terrenos del municipio para luego comprarlos, y después cambiarles,
desde el ayuntamiento, el uso de suelo, al mismo tiempo que firmaba un
contrato multianual con una cadena farmacéutica.
Finalmente, el gobernador Luis Armando Reynoso ha echado todo el
aparato a favor de Raúl Cuadra, a quien se le agradece, a través de
comunicados de prensa y eventos masivos, que haya salvado al estado de
una debacle que nunca existió. De hecho, el pobre Cuadra es opacado por
cualquiera de sus compañeros diputados “luisarmandistas”. Tanto por
Antonio Arámbula, quien tiene cuando menos carisma, como por Lourdes
Reynoso, quien sin duda tiene “más tablas” que el delfín de su hermano
Luis.
Al que se la deben y sí busca quién se la pague es a Óscar López
Velarde. No pocos recordamos que en el año 2004, este personaje tomó el
cambio de estafeta que le dejó tirada el otro Óscar, González, cuando
renunció argumentando que la entonces priísta, Elba Esther Gordillo
estaba trabajando en contra del tricolor y a favor de Acción Nacional.
López Velarde tomó la estafeta únicamente para, olímpicamente,
permitir al PRI terminar la carrera que ya sabían perdida. Así pues, el
ex senador, que fuera miembro de la Comisión de Concordia y
Pacificación (Cocopa), tomó lo aprendido de esa experiencia y empezó a
tejer su futuro político con negociación y sin exabruptos.
Y pasó el 2006 y a López Velarde no le tocó la “pluri” al senado que
le pudiera haber correspondido. Pacíficamente, cedió el paso a Carlos
Lozano de la Torre. En 2007, las encuestas lo ponían a él como uno de
los mejores perfilados a la alcaldía y él prefirió que fuera Arellano
(quien sabe si por pensar que estaba perdida la oportunidad o de verdad
porque consideró que era lo mejor para el partido); también intentó
encabezar la lista plurinominal a las diputaciones locales, pero un
“amarre” entre Lorena Martínez y Héctor Hugo Olivares lo terminó
marginando. Finalmente, en 2009, según su propio dicho (“nomás no me la
dieron”) no obtuvo diputación federal. Esta vez no se hizo a un lado,
sino que “lo hicieron”, pues.
Y mientras él esperaba, los demás seguían corriendo, de ahí que
cuando quiso agarrar vuelo, se dio cuenta que sus canicas le daban para
la alcaldía. Y fumando espera… que ahora sí, por fin, le haga justicia
la revolución y le recompensen esa autoinmolación que se hizo al
agarrar la candidatura perdida en 2004. Aunque no se descarta que,
finalmente, la recompensa sea tan sólo una diputación local.
Ni pintados. Luego de que el gobernador Reynoso terminara de dar su
mensaje en el Congreso del estado, el grupo de diputados priístas
conocido como los “Lozano boys” (Tagosam, Enrique Rangel, Alberto
Solís) se quedaron a tomarse la foto oficial, pero no con el resto de
su bancada, ni con el líder de la misma. No, se quedaron a la foto
oficial con su líder moral, el senador Carlos Lozano de la Torre. Entre
bromas, los priístas pegaron sus cuerpecitos para caber en la foto y a
la de tres gritaron: whisky…
P.D. No fue traición, fue estrategia. Ahora entendemos por qué
nuestros diputados federales, Raúl Cuadra, Lourdes Reynoso, Antonio
Arámbula, Nancy González Ulloa, Margarita Gallegos y David Hernández
Vallín votaron para aumentarnos los impuestos: para que los
gobernadores de todo el país tuvieran la oportunidad de “hacer frente”
a la crisis, mientras Juan Pueblo pagaba los platos rotos. ¿CÓMO
DUERMEN?
P.D. 2 Es lunes, y hoy también toca. Nos vemos en la noche, con Ely
Guerra, para celebrar el primer aniversario de La Jornada
Aguascalientes. Gracias totales.