En Aguascalientes no se ven artistas comprometidos con la causa social, consideró el director teatral aguascalentense Rogelio Guerra Espinoza, encargado durante diez años del montaje de los altares vivientes y encargado en la década de los 80 de la región centro-norte del Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística (CLETA), quien atribuyó esta situación a la desaparición del presidencialismo.
Guerra Espinoza explicó que, mientras en aquella época era el presidente de la República quien mantenía a raya las intenciones de los gobernadores de reprimir algún movimiento social o expresión cualquiera, en los 90 el movimiento social independiente comenzó a ser debilitado al volver aún más radical o, por el contrario, sumarse a las propuestas de gobierno.
Con el arribo del Partido Acción Nacional (PAN) a la presidencia, en
la persona de Vicente Fox, el poder fue descentralizado, dijo, y los
estados se convirtieron en una especie de feudos en los que los
gobernadores toman las decisiones de administrar y reprimir, lo que
hace difícil que “repunte” el auge del movimiento socialista
organizado.
Sobre CLETA, el artista relató que nació en 1979, cuando el grupo de
teatro de la UNAM presentó el Foro Isabelino la obra “El Fantoche
Lucitano”, que las autoridades consideraron subversivo y por ello
cerraron el foro; ante esto, el grupo reaccionó tomándolo y llevando a
cabo sus representaciones de manera normal, por lo que se convirtió en
símbolo de lucha.
En Aguascalientes, el movimiento llegó en 1983 y duró diez años,
integrado por entre 10 y 20 personas, entre las que se encontraba el
colectivo cultural Ricardo Flores Magón que dirigían el propio Rogelio
y su hermano Jorge Guerra Espinoza; así como el grupo de música
folklórica Zincal.
Además de declamación, teatro, música y pantomima, CLETA
Aguascalientes y el grupo Ricardo Flores Magón realizaban propaganda a
través de su revista literaria “Proletra” y su taller literario
“Engranes”, carteles y folletos; participaban en marchas de otros
movimientos y asociaciones como la Unión Campesina Democrática (UCD) y
Cristianos Comprometidos con la Lucha Social, actividades que
realizaban sin subsidio alguno, más allá de lo que les redituaba la
impartición de talleres y la venta de sus materiales, entre los que
también se encontraba un periódico.
Cuenta que “… la característica del movimiento CLETA era que (…) era
propagandístico y además estábamos en el área de la educación artística
cultural popular (…) pero con una perspectiva de pueblo, contra el
gobierno, contra el sistema capitalista y siempre con un discurso en
pro de la revolución socialista”.
Con su vinculación a otras organizaciones, lograron cambios como la
aparición de la Asociación por los Derechos Humanos de Aguascalientes
(ADHA).
Desde su punto de vista, señaló Guerra Espinoza, CLETA formó “un
grupo de artistas populares organizados” que pugnaban por que “creciera
este fenómeno de politización, de concientización y de organización
humana” y es que en los años 80, recuerda, tanto en lo nacional como en
lo local, el movimiento social independiente del gobierno “tenía
fuerza, tenía una posición política”.
Al llegar los 90, esa debilitación de los movimientos sociales se
reflejó en la desaparición del Frente Estatal de Acción Popular (FEAP),
de las expresiones de las colonias de orientes, de los movimientos
campesinos y la pérdida de fuerza de la ADHA, situación en la que se
involucraron estado e iglesia.
“Como que fuimos producto de los tiempos políticos, económicos”,
reflexionó; en CLETA, aseguró, había “artistas que antes de ser
artistas eran parte de un movimiento”.
Con respecto a la falta de esa ideología el día en los artistas de
la actualidad, Rogelio Guerra consideró que otra de las razones de esa
ausencia es que hay diferentes clases de artistas y aquellos como los
que una vez integraron CLETA en Aguascalientes eran de los que se
vinculaban a los movimientos orgánicamente, lo que hoy, las condiciones
no tan fácilmente permiten.