“Y yo agradezco, sinceramente, la oportunidad de que me hayan tocado tiempos difíciles. Agradezco haber tenido que hacer frente a la peor crisis económica desde la gran recesión de 1929, el peor temporal en cuarenta años; a la más preocupante crisis de seguridad pública en muchas décadas y la amenaza de la influenza que ni siquiera tenía antecedentes. Lo agradezco porque no sólo he podido así comprobar el temple, el orden, la solidaridad y la plena cooperación de los buenos aguascalentenses, sino también porque me ha tocado tomar grandes decisiones, y eso es algo a lo que todo gobernante aspira, a mostrar cualidades de liderazgo, a orientar el rumbo en momentos en los que el griterío es tan fuerte, que sólo la serenidad se hace escuchar”.
¿Quién le escribirá los discursos al gobernador? ¿Cuál es el afán de
comprar problemas que no le corresponden con discursos que
sentimentales que son, a la vez, autodestructivos? Son sólo preguntas.
Y ya entrados en materia, de lo dicho en la máxima tribuna del
estado por el gobernador, se pueden rescatar, en el ámbito político,
los mensajes encriptados que les envió a sus enemigos (todos ausentes,
por cierto).
Reynoso agarró parejo y aunque no les puso nombre y apellido a sus
dichos sí fueron más o menos identificables los “obuses”: que si hay
intereses oscuros de gente que promueve antagonismos indebidos que
atomizan a la sociedad hidrocálida; que si en cinco años de su gobierno
se dejaron atrás administraciones “de pereza y mala alimentación”; que
recibió una administración llena de “complicidades e indolencias”; que
si hará que todos cumplan la ley.
Los ausentes fueron los senadores panistas Felipe González y Rubén
Camarillo; el ex alcalde Martín Orozco; el alcalde Gabriel Arellano y
la secretaria adjunta del CEN del PRI, Lorena Martínez. Además de otros
actores del sector social, como el presidente del Consejo Coordinador
Empresarial, Felipe González Ramírez y el rector de la Universidad
Autónoma de Aguascalientes, Rafael Urzúa Macías.
Y por si alguien lo dudaba. Quien estuvo a la diestra del hombre
fuerte de Reynoso durante el último año, (su secretario de seguridad
Hidalgo Eddy) y a quien el gobernador se refirió, si bien no por su
nombre, sí por lo que él consideró una excelente labor, fue el senador
Carlos Lozano de la Torre, la carta de Reynoso en el PRI, quien asentía
la cabeza y volteaba a ver al general cada vez que el gobernador hacía
referencia a los temas de seguridad.
Además de eso, poco rescatable en los discursos en el Congreso. La
respuesta a Reynoso estuvo a cargo del priísta Fernando Palomino, quien
hizo referencia a los “innegables logros” del mandatario, aunque luego
recompuso para señalar “graves carencias”.
Palomino centró buena parte de su discurso en criticar el sistema
educativo estatal, que minutos antes fue motivo de que Reynoso alzara
la voz para presumir un premio dado por una organización. Mientras
Palomino criticaba, Reynoso sonreía. El priísta advirtió que pediría
cuentas sobre la deuda, pero no la de los mil 500 millones de pesos,
sino solamente de lo que ellos le aprobaron; además, prometió que se le
daría seguimiento a las irregularidades que le aprobaron en las cuentas
públicas, mientras todos nos preguntamos ¿Ya aprobadas, para qué?
Otra grave incongruencia de Palomino fueron las críticas al “modelo
económico” estatal. Se le olvida a quien fuera ferviente defensor de
Carlos Salinas de Gortari, que el “modelo económico”, no lo deciden en
Aguascalientes, sino en Hacienda y el Banco de México, donde, por
cierto, mandan priístas.
Y que lo que vivimos en el mundo; en México, con aun mayor
intensidad; y en Aguascalientes, con todavía más fuerza, es la resaca
de la larga parranda neoliberal a la que Salinas, y otros muchos,
llevaron a México, y al estado. Pero cómo pedirle eso a un legislador
al que ni siquiera le alcanzó para hacerse llegar de datos duros que
sustentaran un discurso plagado de lugares comunes.
Previo a este evento, Reynoso, como cada año desde que llegó a la
gubernatura, fue a dar gracias al “todopoderoso” por permitirle otro
año más de gestión. Y ahí en catedral se vieron varias cosas
interesantes…
Comulgó porque se confesó y se confesó porque vivimos en un mundo de
humanos, mientras que el perfecto está muy arriba, dijo el gobernador a
su salida de la catedral.
En la misa, Raúl Sosa Palos le habló del día en que el reino de los
cielos, con toda su gloria, será entregado a los elegidos. El sacerdote
lo instó a pedir sabiduría y a plasmar la vida de Jesucristo en su
servicio como gobernador, actuando con honestidad y santidad.
Pablo Giacinti se encargó de la primera lectura; Gerardo Macías, del
ISEA, del salmo y Carlos Reyes, de la coordinación de asesores, de las
peticiones. Las ofrendas las llevaron Juan Ángel Pérez, Gerardo Salas,
Jerónimo Aguayo y Eduardo González con sus parejas, que nos disculpen
los creyentes pero ¡ah que escenas tan kitsch! las que protagonizaron
estos burócratas.
Y al igual que las cuentas públicas, el contralor Claudio González
llegó tarde, por lo que le tocó parado y en la puerta. Armando Jiménez
también llegó tarde, solo, y se acomodó en unas banquitas pequeñas,
pero en la primera oportunidad que tuvo, en la banca de Raúl Cuadra le
hicieron un lugarcito.
Y de los tres diputados federales del PAN que acompañaron a la
ceremonia a Reynoso, parece que al único que su angelito lo molesta
todas las noches y no lo ha dejado dormir bien es a Antonio Arámbula,
porque no comulgó. Seguramente avergonzado por su traición a sus
electores, prefirió no acercarse al confesionario y se abstuvo, aquí sí
de presumir su catolicismo acomodaticio y comulgar como otros…
A diferencia de él, Lula Reynoso y Raúl Cuadra sí recibieron la
Eucaristía. Estos sí ya compraron sus “indulgencias plenarias” luego
del mazazo a la clase trabajadora nacional.
Durante la misa, antes de que el gobernador afirmara al Congreso que
“vamos a salir antes de la crisis”, un anciano con ropa sucia y
gastada, entró a pedir ayuda a los funcionarios, que muy atentos a la
ceremonia no se dignaron a voltear a verlo.
Incluso personal de gobierno pidió al hombre, varias veces, que
esperara afuera, pero al término de la misa Luis Armando sonrió ante
quien, con una cartulina, le expresaba que “con su buen gobierno nos
tiene en la pelea” y la sonrisa se le amplió cuando los taxistas del
grupo panteras montaron vaya a su entrada y salida de Palacio Mayor y
le brindaron un sentido aplauso.
Y después del Congreso… el baño de pueblo. Si antes Reynoso se quejó
del viejo régimen, al parecer en la mega-velaria de la Isla San Marcos
se le olvidó su crítica. Acarreados de todos los municipios, miles de
burócratas, estudiantes de distintos niveles educativos… todos, todos
trabajando como la vieja maquinaria.
En lugar de las tradicionales “torta, pecsi y gorra” se repartieron
no menos de 30 mil “lonches, con una mandarina, un jugo de ponche y
una playera” La playera por supuesto con una frase alusiva al magno
evento “5 años Contigo, gobierno del estado, Luis Armando Reynoso
Femat”.
El PAN y circo se completó con la intervención de dos bandas
gruperas, que en realidad era lo que la masa formada por al menos 8 mil
personas realmente esperaba.
Reynoso llegó, saludó, dio un discurso de no más de 10 minutos, agarró sus chivas y se fue.
Así concluyó ayer “el día del gobernador” que Reynoso, ahora sí,
pasó sin sobresaltos de ningún tipo, sin diputados respondones, sin
Alférez haciéndole fotomontajes… en fin. El gobernador pasó un día de
campo y en todo momento se le notó tranquilo y dueño de la situación.