Miscelánea de estampas no-revolucionarias - LJA Aguascalientes
22/11/2024

espués de que durante décadas el 20 de noviembre fuera motivo de amplios debates que encontraban su máxima expresión en los eventos cívicos que celebraban los acontecimientos iniciados (formalmente) en 1910, casi un siglo después lo que hallamos son unas cuantas estampas mas bien anticlimáticas, las cuales se enmarcan en los eventos conmemorativos, ya sea porque se refieren contundentemente a los hechos o bien, se incluyeron cronológicamente de forma absolutamente fortuita. Estos son algunas de las imágenes que nos dejó la semana pasada, a un año del Centenario del inicio de la Revolución.

La Revolución en nuestras calles


Según las cifras de una encuesta realizada por El Universal a nivel
nacional, 17% de los mexicanos se identifica con la figura de Francisco
Villa, ganándole en popularidad el Caudillo del Sur, Emiliano Zapata.
  En Aguascalientes poco se observa la conmemoración a estos dos
personajes en los nombres de calles, colonias o avenidas. Villa tiene
su arteria vial más conocida en la colonia Gremial, en donde lo
acompañan dos privadas del mismo nombre. Existe además una colonia que
recuerda al Centauro del Norte por el rumbo de La Cantera, en donde
aquél que según Paco Ignacio Taibo II  “creía en el matrimonio pero no
en el divorcio” (se casó en 27 ocasiones), está flanqueado por dos
amigos, Felipe Ángeles y Francisco I. Madero. Otras calles del Centauro
se ubican en el Ejido Los Arellano y en uno denominado Condominio Santa
Fe, por el rumbo de Trojes de Alonso. Sólo en Salto de Ojocaliente y la
ubicada en la Gremial le respetaron el grado de General de División. A
Zapata no le va mucho mejor. 12 calles (incluyendo privadas) llevan el
nombre del mártir suriano, aún cuando la cosa se componga con las muy
transitadas cuadras que llevan tal denominación en la zona que divide a
los barrios de San Marcos y Guadalupe. ¿Importa lo anterior como pauta
del apego que mostramos en rememorar los hechos históricos? Por lo
menos nos da una muestra de que nuestra identidad siempre en
construcción no ha estado muy atenta al pasado. Calles secundarias,
colonias mas bien marginadas por los gobiernos son las que los
aguascalentenses les dimos a nuestros más conocidos héroes
revolucionarios. Y que no nos cuenten que la avenida de la Convención
de 1914 demuestra lo contrario, porque nadie la llama así sino con los
genéricos “circunvalación” o “primer anillo”

Los días de desfile que en nuestra temprana juventud significaba
para muchos marchar con los compañeros de secundaria o preparatoria han
quedado atrás. En todo caso pierden los adolescentes que ya no ven a
sus compañeras en uniforme de porristas, y no pudieron por lo tanto
invitarles un café o un helado en el Parián, aunque creo que a estas
alturas esas, mis prácticas juveniles, ya son mas bien un tanto
seniles. En la Ciudad de México al gobierno federal tan sólo le alcanzó
para un mini desfile de veinte minutos que dio como resultado que
muchos se sintieran defraudados, principalmente por lo chafa de los dos
carros alegóricos que parecían sacados de la imaginación del prócer
foxista – calderonista, el eterno Chespirito. Se agradece que nos
ahorraran la añeja tradición de ver al presidente en el balcón de
Palacio Nacional, pero observar durante esos minutos a Calderón dando
brinquitos para alcanzar a ver los contingentes podría funcionar como
un mejor entretenimiento que las lamentables muestras de estulticia de
nuestra televisión abierta.

Siguiendo con la “contra-revolución” la tercera estampa nos la
ofrecen ¿quién cree? Sí, ¡los panistas!, quienes acostumbrados a la
permanente ñoñez y vacunados contra el temor al ridículo mucho antes
que contra el H1N1, no encontraron mejor forma de darle algo de
publicidad a una campaña de afiliación que invitando a “intelectuales”
de la talla del luchador Atlantis o las ¿cantantes? Patylu y Mariana
Ochoa, ésta última famosa por sus fotos en publicaciones tales como H
extremo (no aptas para miembros de la ACJM, el Opus Dei, los
Legionarios de Cristo y anexas). Es decir, a los muchachos del PAN les
hace falta con urgencia un estudio de mercado para no ir en contra de
su target o público objetivo. De cualquier forma fue divertido observar
en Milenio Televisión a los chamacos de Acción Juvenil del DF siendo
perseguidos por las bravas huestes obradoristas en el Zócalo, por lo
cual no tuvieron más remedio que irse al Parque de los Venados, en
donde Cesar Nava y una prima de la esposa de Calderón se pusieron sus
tiernas batitas azules para afiliar a amas de casa lumpen a cambio de
dos cajas de lunetas y nucitas, más caducadas que los productos
guardados en las bodegas del senador Felipe González. O qué esperaban,
¿alguien en su sano juicio se afilia al PAN a estas alturas? Aquí en
nuestro estado sabrá Dios cómo les iría, pero les recomendamos no
afiliar masivamente a los jugadores del Necaxa para evitar agresiones
verbales en contra de sus progenitoras. Mejor que el creador de reinas
de la feria que cobra como diputado, el compañero de páginas Jesús
Martínez, invite a unas edecanes, pero ello se complicaría, ya que al
ser “experto” en derechos humanos (se sabe un artículo de la
Declaración Universal que le sirve para defender al actual titular con
aspiraciones de reelección) podría causarle algún conflicto de
intereses entre la teoría y la praxis.

Nuestra Revolución mexicana está en plena agonía en la mente de
aquellos que la traicionaron o de plano la combatieron. En ella se
incluye, tan sólo para citar pequeños ejemplos, a quienes controlan el
aparato del partido que se nombra heredero del movimiento social
armado. Aquellos que la “institucionalizaron” y mutilaron el principal
medio de transporte de los revolucionarios, el ferrocarril. Sólo para
recordar lo obvio, mientras que en la mayor parte del mundo, Europa,
Asia y Norteamérica incluidas, la población se traslada
confortablemente en tren, a nosotros sólo nos queda el recuerdo porque
alguien decretó, como hoy lo hacen con Luz y Fuerza del Centro, que era
ineficiente y oneroso el servicio para el Estado. Por ello y más, esta
columna hace eco de los llamados a un nuevo movimiento social que
reconstruya todo aquello que se ha destruido y les recuerda a los
responsables que su hora les alcanzará, no necesariamente en 2010, pero
el juicio popular habrá de llegar tarde o temprano, no importando que
hoy renazcan en forma de copetes mexiquenses.


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