Desde el miércoles 4 de noviembre, la ciudad de Aguascalientes fue sede del IV Seminario de Historia Regional. Dicho acontecimiento se llevó a cabo en tres días y tres sedes diferentes. La primera jornada en el Archivo Histórico del estado, la segunda en la Casa de la Cultura y finalmente el viernes los trabajos se llevaron a cabo en el Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Autónoma de Aguascalientes.
Se trataron más de sesenta ponencias que versaron sobre las
revoluciones culturales en México durante los siglos XIX y XX a las que
se sumaron tres conferencias magistrales de Ricardo Pérez Montfort,
Susana Glusker Brenner y Matthew Butler, y una presentación de un
libros de Yolanda Padilla Rangel que trata sobre los desterrados de la
revolución mexicana en Texas. Los subtemas del Seminario abordaron
asuntos relacionados con las visiones del siglo XX y los proyectos
culturales que ha tenido México a través del tiempo.
Una selección arbitraria de temas específicos que fueron comentados
versaron sobre los festejos de la Independencia, el surgimiento de la
ciudadanía, las primeras leyes e instituciones liberales, las
reacciones de la iglesia católica frente al surgimiento de una nueva
nación y para el caso de Aguascalientes la solicitud que hizo para
convertirse en ciudad en la primera mitad del siglo XIX.
El jueves el tema resultó fundamentalmente cultural. Los comentarios
y análisis sobre Posada, sobre las organizaciones culturales y
artísticas del siglo XX. En ese mismo día se tocaron asuntos
relacionados con el uso del agua y la tenencia de la tierra. De
Aguascalientes se comentó y analizó la imagen urbana y la nomenclatura
de sus calles en pleno proceso revolucionario. También se percibió la
cultura arquitectónica.
Finalmente, el viernes los temas centrales fueron la religión y la
política. De este modo se pudo atender asuntos como los ritos
funerarios, el anticlericalismo, las fundaciones conventuales y la
prensa católica, entre otros temas comunes. En las cuestiones políticas
se dialó sobre conflictos, ejercicio administrativo, como el de Rafael
Arellano Valle en 1920-1924, así como algunos impactos demográficos y
educativos de la guerra civil.
Esta fue una oportunidad única para escuchar, saborear y pensar
desde la historia lo que hemos vivido como sociedad y, claro está, como
nación. Fue una ocasión para saber qué pasos hemos dado y, sobre todo,
un apunte de lo seguramente se abordará en el 2010 con mayor énfasis.
Finalmente la experiencia demostró una vez más por qué la historia es
maestra de la política.