Lo que le corresponde a la UAA (1 de 2) - LJA Aguascalientes
21/11/2024

s bien sabida la hostilidad que ha tenido el “partido del cambio” hacia la cultura en general y hacia la enseñanza en especial. Para Fox la lectura es perniciosa y Calderón, desde el principio de su cuestionada gestión presidencial manifestó su desdén por la UNAM, a pesar de que es la institución mexicana de educación superior más reconocida por su calidad en el mundo entero. El hecho es que, como tantas cosas en México, la instrucción pública va en picada porque la oligarquía en el poder, en su miope percepción de la política, cree que podrá manipular al pueblo si lo mantiene en la ignorancia.

En Aguascalientes, el gobierno del mismo partido -queriendo quedar
bien con los intereses locales y desenterrando una añeja iniciativa del
PRD- en el año 2008 incrementó el subsidio estatal que en 1997 se había
fijado en el 15% del total presupuestado, con la promesa de irlo
aumentando hasta llegar al 25%; pero al proponer hace un año el
presupuesto del 2009 -queriendo quedar bien esta vez con la tendencia
oscurantista del inquilino de “Los Pinos”- en lugar de aumentarlo, lo
redujo desde luego con el apoyo de los diputados del PAN y… -con
honrosas excepciones- también del PRI, que en actitud incongruente
colocaron una placa de reconocimiento a la Universidad Autónoma de
Aguascalientes en el recinto parlamentario.

Ahora, para el 2010, después de que Calderón anunciara un recorte de
4,700 millones de pesos al presupuesto educativo -del cual 800 se
descontarían a la educación superior- para ir acorde con su líder, el
gobernador local propuso a su vez un recorte importante al presupuesto
educativo aguascalentense, dentro del cual redujo en 50 millones de
pesos el correspondiente a la UAA.

Al enterarse de esto, su rector, el doctor Rafael Urzúa Macías, se
pronunció airadamente el 29 de octubre en contra de “la mezquindad
política”, encontrando un eco efervescente en diversos núcleos sociales
y en varios colaboradores de La Jornada Aguascalientes.

Finalmente, vino el reto editorial que este diario lanzó el 3 de
noviembre al afirmar que el “crimen más grande” no provenía de quienes
agredían a la UAA sino de la apatía de sus propios beneficiarios, que
no son sólo los integrantes en activo sino también sus egresados,
muchos de los cuales son indiferentes y algunos han actuado inclusive
en contra de los intereses de su alma máter.

Esta fue la chispa que definió la inquietud indecisa de algunos
universitarios, contribuyó a despertar consciencias y propició la
organización de una histórica marcha el domingo 15 integrada por varios
centenares de estudiantes, acompañados de algunos maestros y padres de
familia. Muy pocos si se comparan con la población total, pero una
cantidad enorme si se considera la tradicional indolencia de la
comunidad universitaria en lo que se refiere a la defensa de sus
derechos.

El resultado fue impresionante: hasta los diputados del PAN
ofrecieron solucionar el problema provocado por su gobernador. El hecho
no era para menos. Si una primera marcha había reunido medio millar, ni
pensar en dejar cabos sueltos que propiciaran una segunda.

El rector, que había hecho mutis, hasta el domingo 22 leímos su
comentario coincidente con el del PRI del jueves anterior, en el
sentido de que “el único argumento que nosotros esgrimimos es lo que
está consignado en la ley”; hizo el apaciguador hincapié de que “la
comunidad universitaria no es gente de pleito”; aceptó estoicamente el
acuerdo que adoptara el poder legislativo con el argumento de que
“nadie está obligado a lo imposible” y aseguró que no hará más
declaraciones sobre el particular.

El gobernador del estado, alarmado por la franca insurrección de los
diputados de su propio partido que amenazaron con enmendarle la plana,
antes de que eso sucediera ordenó anteayer a su secretario de Finanzas
que restituyera a la UAA los 50 millones que le había escamoteado, con
lo cual queda plenamente demostrado que no sólo no era un sueño
imposible, sino todo lo contrario. (Nada se dijo sobre el recorte al
resto del sector educativo que no salió a protestar).


 No sería nada raro que “desde arriba” hubiese llegado la orden de
apagar el fuego, porque el “gobierno del cambio” ya no ve lo duro sino
lo tupido en el rechazo popular hacia su inepta y entreguista
actuación.

Queda clara la intención de corregir el error de haber despertado la
inconformidad acumulada de los estudiantes que creían domesticados,
aunque eso quedará en calidad de deseo tardío porque los muchachos ya
corroboraron la veracidad del proverbio que dice que la fuerza está en
la unión. n

 

(Próxima semana, segunda y última parte)

“Por la unidad en la diversidad”

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