EL correo ilustrado - LJA Aguascalientes
16/11/2024

Estimado Señor Director:


Si la educación en México ha sido siempre despreciada por la clase gobernante y usada como utensilio tramposo en épocas electorales. Hoy no queda duda, los hombres muy inferiores que gobiernan y toman las decisiones presupuestarias no sólo carecen del sentido común que, en otras geografías, obligaría a manifestar un repudio unánime a la pretensión de disminuir los ya escasos recursos al sector de la educación superior en el país. Sino que aportan la última prueba de su torpeza y mala fe al pretender recortar 50 millones de pesos, para el próximo año, el presupuesto de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, máxima casa de estudios del estado, institución indispensable por añadidura al desarrollo de la economía local, y única opción para muchos jóvenes que no cuentan con ingresos suficientes para pagar su educación en instituciones privadas.

¿Qué proyecto educativo defienden las autoridades cuando consideran
recortar lo que debería ser un presupuesto a la alza?, ¿con qué cara
seguirán hablando en primarias y secundarias que la educación es
prioridad y pilar para sus gobiernos? Si atravesamos una crisis que
limita el presupuesto, ¿por qué no empezar por recortar lo que
representa un dispendio para las finanzas públicas estatal y federal?
Ahí están los sueldos desproporcionados, los gastos superfluos en
celulares, los miles de burócratas inertes que ocupan una plaza, los
viajes al extranjero y sus viáticos, las pensiones a los expresidentes
y magistrados y los seguros médicos, los gastos de los secretarios en
comilonas de lujo, como las del pesado secretario de Hacienda, Agustín
Carstens, que consume 3 mil pesos diarios en alimentos mientras otros
persisten con $20, los acuerdos que dispensan a los empresarios de sus
responsabilidades fiscales que Felipe Calderón critica y que no ha
combatido en tres años de gobierno paralizado.

¿Cómo entender el desdén del gobierno actual por la universidad
pública? Quizá una respuesta se encuentre en la doctrina del Partido
Acción Nacional.  Ellos mismos han sostenido que la “base” de la
educación es la familia, tal vez a partir de esa consideración las
universidades les parecen asuntos menores. En suma, poseen una
mentalidad “señoritinga”, como la calificó Cosío Villegas. Los hombres
“decentes” que combatieron al régimen priísta y que pronto se amoldaron
a él, resultaron moralmente inferiores de lo que en la oposición hacían
parecer.

Porque como señaló el catedrático Adán Baca, la disminución al
subsidio de la Universidad representa un acto de ilegalidad e
incongruencia con lo aprobado por los diputados respecto a 2007. ¿Se
podrá detener este atropello a la UAA? Posiblemente ellos no estén a la
altura moral para rectificar, y algo tendrá que hacerse para no sólo
cobrarles el costo político de sus aberraciones. Escribir a sus correos
oficiales y señalar su complicidad si abandonan a la UAA, es sólo
comenzar la protesta.

Ante la decisión de los gobiernos de mutilar los presupuestos de las
universidades, característica de las rutinas neoliberales, nunca ha
sido más real aquél dicho hoy invertido para recordar que cada gobierno
tiene el pueblo que se merece y ha querido tener.


Edgar Manuel Flores Vázquez

Estudiante UAA



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