El espacio olía a incienso, en el ambiente podía percibirse el humo gris todavía encerrado entre las paredes oscuras del recinto, había que esperar un tiempo para acostumbrarse a la poca luz y no creer que se está ciego, como lo estuvo Edipo luego de enterarse de la tragedia para la que estaba predestinado, que había sido ya manifestada por el Oráculo.
Más allá de eso, el mensaje de Tiresias fue no creer que las
personas están lejos de la desgracia sólo porque tienen poder, ni
creerse a salvo hasta el último momento de la vida, ese fue el mensaje
final de este monólogo resultado de una versión libre adaptada por el
grupo de La rosa teatro, de Jujuy Argentina que estuvieron en
Aguascalientes esta semana pasada.
El escenario fue uno de los espacios del foro Tercera Llamada, en
donde hubo presentaciones de Edipo Rey, el sábado y el domingo pasado,
a cargo del Germán Romano que según contó fue uno de sus últimos
trabajos antes de dedicarse más de lleno al trabajo de dirección dentro
de su mismo grupo; con esta obra se cerró una trilogía de monólogos que
comenzó con El Túnel, luego vino un espectáculo inspirado en la
literatura de Borges y finalmente Edipo.
La sobriedad y el esfuerzo del actor mismo para pasar de un Tiresias
joven y fortalecido que mira al pasado para contar lo sucedido, a
Edipo, Yocasta y Creonte hace del escenario un verdadero lugar mítico,
aparecen los bosques, los castillos, las túnicas, el mensajero y una
guirnalda que en medio de tanta desolación, aunque parece de triunfo
sabe a fierro oxidado.
Edipo, el rey mítico de Tebas que huyó tanto como su verdadero
padre, Layo para encontrarse por no caer en la tentación de la
profecía pronunciada por el Oráculo; la desesperación y también la
petulancia de los personajes la lleva el actor en la expresión del
rostro, en los movimientos, se apoya de pocos elementos que matizan ese
diálogo sin que haya nadie más en la sala que los espectadores, mudos
testigos del cambio de personalidad y de escenografía que se da sin que
algo se mueva.
Al actor en escena lo acompañaban sólo unos maniquíes delgados, con
máscara de cartón y sus respectivas vestimentas, sus expresiones eran
muy sombrías, propias para la tragedia que aunque se anunció como
tranquila porque todos saben lo que ahí sucederá, a diferencia del
drama, no deja de ser desgarradora.
Germán Romano que representó inicialmente a Tiresias, el adivino
ciego y a cada uno de los personajes que figuraron en la historia,
vestía sólo un pantalón sastre, la mitad del cuerpo en ocasiones
desnuda y a veces se ponía encima un saco similar al pantalón para
interpretar a otros de los personajes y también era otro al dirigirse
al público.
Aunque hubo varios momentos durante la representación en la que se
incluyó música, hasta en los momentos donde no había se escuchaban los
murmullos de la ambientación, el aire soplaba, las miradas, el dolor de
todo un pueblo que se vio azotado por la peste debido a que el asesino
de Layo no ha pagado por su crimen, los silencios de Edipo son también
una premonición de cómo se va destruyendo todo conforme él indaga para
encontrar al asesino para darle muerte.
Su madre y esposa Yocasta se suicida al enterarse, Edipo se saca los ojos y le pide a Creonte que lo expulse de la ciudad.