Claude Lévi-Strauss - LJA Aguascalientes
26/11/2024

En la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, murió en París el antropólogo Claude Lévi-Strauss, casi a los 101 años de edad pues nació en Bruselas el 28 de noviembre de 1908. En 1934, después de estudiar en la Sorbona, le ofrecieron un puesto de profesor visitante en Brasil, el cual aceptó sin pensarlo mucho dejando truncos sus estudios de derecho. Alguien dijo que jamás una decisión tan importante para una ciencia, la antropología, se había tomado con tanta ligereza. En Brasil el antropólogo recogió datos de campo y un gran acervo de mitos que estudió con lo que llamó el método estructural, el cual tendría gran influencia en los años sesenta y setenta del siglo pasado. 

 

Habiendo conocido la obra de Lévi-Strauss mientras estudiaba la licenciatura en ciencias sociales, e influenciado por ella, cuando inició la carrera de sociología en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, con los alumnos de las primeras generaciones hicimos trabajo de campo en la región purh’épecha de Michoacán y recogimos un conjunto de mitos, algunos de los cuales analizamos y dimos a conocer en una obra que publicó la UNAM en 1982: Mitos de la Meseta Parasca. Un análisis estructural. De esa obra tomo los siguientes mitos para publicarlos aquí, en honor a Claude Lévi-Strauss. Elegí mitos que tienen que ver con estos días de muertos y calaveras. Entre paréntesis anoté el lugar donde se recolectaron. 

La guaricha (Urapicho). Hace tiempo tumbaron un árbol muy viejo, que todas las personas pensaban que era la morada de la llorona, un ser que se aparece generalmente de noche. Dicen que esa persona bajaba llorando todas las noches de un árbol que está junto a la resinera, (y que) se lamentaba, cuando tumbaron el árbol, de que le habían tumbado la casa. 

La gente decidió rezar todas las noches por las calles, lo cual fue casi una salvación de su alma pues creían que el pueblo estaba maldito. Vino un padre e hicieron, además de los rezos, muchas misas. 

Aparición de una calavera (Ahuiran). Un hombre salía del templo por una ventana. Cuando salía se oía como si fuera una carreta de esas antiguas. 

La carreta llegaba a las partes donde había lumbre, y delante de la carreta iba una calavera que hacía mucho ruido. San Andrés no quería que hubiera lumbre en las casas ya tarde, sino que todos estuvieran dormidos a esas horas. En donde hubiera lumbre a esa hora, tocaba la calavera en el zaguán y caían muertos los que adentro estuvieran despiertos. Por eso antes morían muchos. Se hilaba el algodón para después convertirlo en tela, y como se quedaban hasta más tarde, entonces llegaba la calavera y se morían. 

Se juntaron veinte muchachos y se pusieron de acuerdo para ver qué era lo que salía en las noches del templo. Se pusieron a espiar por la ventana y se previnieron con un machete. Cuando saltó le pegaron a la calavera con el machete, casi toda la noche, hasta el amanecer. 


  La muerte (Urapicho).  San Ambrosio pasa a recoger a las personas que se van a retirar (a morir) ese año. Santa Catarina viene a hacer la lista. San Ambrosio viene en la noche. Se oyen sus carretitas por la calle, como a las nueve, cuando la gente todavía está despierta. Pasa cada vez que va a haber una muerte, el carretoncito avisa que alguien se va a morir. 

Además, cuando canta una gallina en una casa, es que algo va a pasar ese día, o a los dos días. 

Cuando se ve la lechuza  atravesar  una casa o pararse en el caballete, es que alguien de allí se va a morir. 

Como esto lo hemos comprobado, nos atemoriza. 

La que no creía en las ánimas (Urapicho). Dicen que una señora no creía que las ánimas venían en este día (2 de noviembre). Una amiga le dijo que si no creía, que estuviera atrás de la puerta y se asomara. Que cuando oyera que la  gente  pasaba  rezando en fila,  se asomara.  Vio las velas prendidas y la ofrenda tapada con una servilleta. Dicen que cuando no se tapa la ofrenda ellos así nomás (se) la llevan, y que cuando uno no les prende velas, ellos van con el dedo prendido. 

Esa señora no creía y vio que una de las personas de la fila volteó. Esa gente ya no era de este mundo y estaba desfigurada de la cara. Creyó que era cierto y se murió del susto. 


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