El líder de lo Abarroteros y Pequeños Comerciantes, Antonio Hernández Esparza, manifestó que su gremio cerrará el año con 25 por ciento de cierres y sólo 6 por ciento de aperturas de nuevas comercios, señaló como el principal problema la disparidad entre los incrementos salariales que se otorgan a principios de año y los incrementos constantes a los artículos de la canasta básica.
Señaló que en el 2007 la balanza de cierres y aperturas de comercios quedó en 10 por ciento de cierres y 8 por ciento de aperturas y en 2008, 15 por ciento de aperturas contra 8 por ciento de cierres.
Agregó que la problemática económica de las tiendas de abarrotes no
es nueva, ni exclusiva de la actual crisis, aunque reconoció que vino a
agudizar la situación. Explicó que al ser los asalariados que no ganan
más de cuatro salarios mínimos sus principales clientes, los cuales no
han mejorado sus ingresos en más de cinco años, por lo que el sector no
ha crecido.
“Al inicio del año suben los sueldos en un 5 por ciento, pero
durante todo el año suben las mercancías algunas en un 30 ó 40 por
ciento, algunas como el azúcar con aumentan hasta 100 por ciento,
entonces, ¿ qué pasó con el cinco por ciento de aumento?, se hace
completamente polvo”.
Expresó que en ingresos, algunos abarroteros reciben lo mismo que
hace cinco años, pero venden menos mercancía. Puso como ejemplo la
leche, refiriendo que hace un quinquenio la gente compraba tres litros
de leche ahora sólo compra uno, no porque no quiera consumirla, sino
que no le alcanza para comprar más.
Indicó que el azúcar es el producto de la canasta básica que más se
ha encarecido, pasando de 10 pesos el kilo a principios del año a
llegar en últimas fechas hasta los 24 pesos, destacándolo como un
artículo de primerísima necesidad pues es utilizado en la elaboración
de diversos productos, que son parte de otras cadenas productivas.
Al respecto del comercio informal, Hernández Esparza, manifestó que
a título personal no se atreve a criticar a los vendedores ambulantes,
pues tienen necesidad de trabajar. Pero si cuestionó la actuación de
las autoridades ante la incapacidad para ordenarlos y ubicarlos en
espacios en los que no perjudicaran a comercios establecidos, que pagan
cabalmente con sus impuestos y todos los permisos necesarios para
vender.
Comentó que la economía subterránea es un escape a la crisis
económica, “yo diría que es un mal necesario, ante la situación de no
encontrar empleo, se avientan a vender hasta semillas”, ubicándose
dijo en los puntos de la ciudad con mayor movimiento para buscar así,
el sustento para su familia mediante la comercialización de un sinfín
de artículos.