Para Alma Velasco autora del Horripilantario ver la adaptación que hizo Sandra Rosales y su grupo de teatro La Tribu fue más que una buena experiencia, fue algo maravilloso. Ella había escuchado lecturas incluso producidas para radio, pero esta fue la primera vez que vio una puesta en escena y eso para ella fue un momento muy grato que le dejó ver los alcances de la obra en sí misma.
“Más que una buena experiencia fue una maravilla, es como si te ganaras de pronto la lotería, fue muy hermoso”.
En la edición 41 de la Feria del Libro, en primera instancia Alma
Velasco hizo la presentación de su poemario y de forma posterior se
presentó la obra de teatro con la participación de tres actores en
escena que dan vida a unos monstruosos títeres enormes que no se sabe
bien si son parte del sueño de Alma o los imagina mientras lee.
Para la autora este fue el único detalle que ella pensó en corregir,
el de hacer un diálogo inicial donde se explicara un poco más como es
que Alma entra a este mundo de los monstruos que ya estando en escena
acapararon la atención de chicos y grandes, incluso para quienes la
habían visto ya en alguna ocasión anterior.
Se dijo también asombrada y feliz porque para hacer adaptaciones en
teatro generalmente se toman obras de dramaturgia y en este caso,
decidió tomar un poemario, de inicio es un acto extraño y va cargado de
un dosis de complejidad muy significativa porque el trabajo de la
historia es mayor, tiene que encontrarse la forma de adecuar la poesía
dentro de una serie de circunstancias que le den una continuidad.
“Esta es la primera vez que me toca verlo dramatizado, me había
tocado escucharlo leído en diferentes voces de actores y actrices, lo
han montado incluso en radio con producción y hay un proyecto musical a
partir de este trabajo, aunque curiosamente el libro parece dar para
todo esto”.
Por esta mezcla entre poesía y teatro, esta puesta en escena tiene
como dos discursos que corren a la par, una es la poesía que se va
desgajando, las líneas donde se habla del ogro que se enamora de una
mosca morada, la bruja que hace sus pócimas poéticas, el vampiro que
quiere ser hada y a la par esta la aparición de los monstruos en escena
que de por sí y sin mayor preámbulo captan al cien la atención de los
niños, por el tamaño, los colores y la chispa de cada uno de los
personajes.
Para Alma Velasco, si hay historias en donde queda muy clara esa
vena poética, consideró que de esta forma podría quedarle muy claro a
los pequeños la poesía, que si no pueden definirla por ahora como tal
tiene al menos la esencia de ese alto nivel de imaginación.
En el proceso de creación de la puesta en escena autora y actriz
sólo tuvieron contacto para el permiso de utilizar el texto y las
imágenes de los personajes para fabricar los títeres pero no en el
proceso mismo de creación. Ciertamente estar de cerca había sido una
experiencia totalmente distinta, pero la experiencia depende de cada
proyecto, hay algunos donde funciona bien y otros en los que no es
necesario.