Una vez más la partidocracia impuso sus intereses a los intereses supremos del país. Una vez más, los intereses de grupos particulares, se ponen por encima de los intereses generales y de la mayoría de los mexicanos. Una vez más el PRI y el PAN atentan contra el pueblo mexicano.
La aprobación de la Ley de Ingresos aprobada por el PRI y el PAN en el Congreso de la Unión, afectará en general a las empresas, familias, consumidores, a todos los sectores, menos, como siempre, a las grandes fortunas, a los monopolios y ocultamente en su parcial inconstitucionalista, se desea seguir protegiendo a los grandes corporativos.
La imposición y avasallamiento de las dos bancadas mayoritarias, con desprecio a todas las otras voces públicas de la iniciativa privada, las organizaciones sociales, los académicos, los expertos, hacen un escenario difícil para la nación que habrá de llevarnos a una profundización del estancamiento económico en la producción y el empleo.
Resulta ofensiva la manera en que la política del gobierno de Felipe Calderón tenga solamente propósitos recaudatorios y no de desarrollo nacional. Es condenable el hecho de impulsar impuestos que atentan contra la economía popular.
El aumento de 28 a 30% al Impuesto Sobre la Renta, seca las condiciones de vida de la clase trabajadora de este país que aporta el 42% de dicho impuesto; al igual que el alza de 2 a 3% al Impuesto a los Depósitos Bancarios en efectivo mayores de 15 mil pesos; el 3% del Impuesto Especial en Telecomunicaciones, entre otros, agravarán las condiciones económicas del País.
El ISR descansa actualmente en cerca del 50% en los impuestos de los asalariados que verán elevar las tasas impositivas correspondientes. Esta situación se agudizaría ante la falta de una auténtica progresividad fiscal y equidad. Basta saber que el ingreso nacional no se distribuye en 50% para los asalariados; el factor del trabajo apenas logra un poco más del 25 % del ingreso nacional.
Por cada uno de los servicios de telecomunicaciones se tendría que pagar realmente un 18%, dado el nuevo impuesto del 3 por ciento propuesto en los dictámenes, afectará el uso de Internet, dañando a las universidades públicas y privadas que utilizan la nueva tecnología para conferencias extramuros e investigaciones y que impedirá la modernización y competitividad del país.
En el mismo tenor, se sube el IVA y no se transparenta que hay exenciones del IVA por actividades o servicios que no corresponden a alimentos y medicinas, como es el caso de las convenciones.
Es posible recaudar más y mejor, quitando privilegios y cancelando componendas con los poderes fácticos. Las medidas asumidas con la Reforma Fiscal son claramente adversas para la población de menos ingresos y para las clases medias del país, son totalmente ventajosas para los grandes evasores y elusores fiscales.
El contubernio entre PAN y PRI fraguaron el aumento a los impuestos, sacrificando a los asalariados, a los obreros, a los campesinos, a los más necesitados. Se reducirá la capacidad de consumo, de gasto de inversión, va agudizar el ciclo económico recesivo de la economía mexicana: menos producción, menos empleo y potencialmente menos ingresos.
Las promesas de campaña de esos partidos, ahora son sólo eso, promesas; que se suman a la larga lista de tantas y tantas promesas incumplidas.
Por qué no contemplar en la reforma otras alternativas para no aumentar ni el ISR ni el IVA; para gravar la riqueza, los bienes de lujo, la especulación, eliminar la consolidación fiscal, la evasión, la elusión; para alentar la inversión y la producción.
Hoy, ha sido una batalla perdida para el pueblo mexicano, la misma que hundirá más y más a México; pero resultará más penoso para quienes votaron a favor del alza de los impuestos, que han perdido la guerra moral y política.
Cómo pretende Calderón garantizar gobernabilidad, estabilidad y paz social, si sigue empecinado en hacer políticas recaudatorias que sólo benefician a unos cuantos. Sigue sin dar resultados en materia de seguridad pública, pero eso si, fraguando otro de sus dañinos golpes, una nueva reforma electoral con el consenso del PAN y la complacencia del PRI, que propone entre otros aspectos elevar el umbral para el registro de los partidos políticos nacionales del 2 al 5% %. Desaparecer la lista de senadores y reducir 100 diputados plurinominales, con el componente de sobre representación a favor de las fuerzas dominantes.
Con lo que estaríamos en la antesala del caos y el estallido social. Difícilmente habrá estabilidad social en el país, si el gobierno de Calderón continúa actuando con arrogancia en contra de los derechos de la sociedad.