La relación económica y comercial entre México y Japón[2] es de evidente importancia para Aguascalientes, no sólo porque la japonesa es todavía hoy la segunda economía del mundo después de la estadounidense y un poco por encima de la China[3], sino porque Japón ha sido en la presente década el tercer inversor extranjero en México, sólo después de Estados Unidos y España. Así por ejemplo, Japón hace el 52% de la Inversión Extranjera Directa (IED) en Aguascalientes[4]. De acuerdo con datos de la Secretaría de Economía, hay instaladas once empresas japonesas en la entidad, dedicadas casi en un 100% al subsector Productos Metálicos, Maquinaria y Equipo; con una inversión de 561.4 millones de dólares. Ya se ve entonces que esta relación comercial con Japón es fundamental para el caso de Aguascalientes y que previsiblemente lo seguirá siendo en el futuro. ¿Cómo aprovecha nuestro país y en particular nuestro estado esta relación y como podría aprovecharla en el futuro de una mejor manera más allá de los lugares comunes y la ramplonería de los gobiernos en turno?
En primer lugar habría que empezar citando al celebrado economista Paul Krugman, cuando señala con tino que libre comercio es igual a cero aranceles. De manera que lo que México formalizó con Japón hace más de tres años; lo mismo que con otros 44 países alrededor del mundo durante las pasadas dos décadas, no es en estricto sentido técnico “libre comercio”, pues muchos aranceles se mantienen vigentes. Al respecto, debe agregarse que esto generó y genera problemas de manejo aduanero puesto que en cada caso se atiende a reglas de fiscalización y control diferentes. México optó por el bilateralismo comercial -doce acuerdos comerciales con los señalados 44 países alrededor del mundo- ante la evidencia del problema de poner de acuerdo a los 157 países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) de manera multilateral, tal como ha demostrado el fracaso de la Ronda de Doha.
Así, se piensa que la celebración de acuerdos bilaterales de comercio es el second better way, como dicen los estadounidenses, para fomentar la inversión extranjera y estrechar lazos económicos insertos en la agenda neoliberal del régimen mexicano desde inicios de los años ochenta del siglo pasado.
Sin embargo, la relación comercial de México con Japón es antigua. Ya en 1888, México celebró un Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con Japón, y a partir de entonces se sucedieron varias migraciones de japoneses a México hasta llegar al momento actual, donde se calcula que viven en México más de 20 mil ciudadanos japoneses;[5] con lo cual se puede establecer una idea muy clara de la importancia de la relación cultural y comercial con ese país. Y se puede agregar que a pesar de la lejanía, México ha gozado históricamente de una imagen positiva en Japón que nunca ha explotado convenientemente con su interés nacional.
Luego, hay que tener presente que Japón fue durante la última parte del siglo XX y hasta hoy todavía, la segunda economía del mundo[6]; y que como consecuencia de sus políticas de liberalización y de apertura económica y comercial de los últimos años, México y Japón signaron un Acuerdo de Libre Comercio de los llamados de segunda generación hace ya casi cuatro años, por lo que va siendo un buen momento para hacer un balance preeliminar de la relación comercial por sus implicaciones para la economía de México y por supuesto que según se apunta arriba, en particular para Aguascalientes.
Una primera idea a resaltar, radica en el hecho de que Asia, especialmente el sureste asiático, fue la región más dinámica del mundo en lo económico a partir de los años 80 del siglo pasado. Pero al parecer dicha situación pasó prácticamente desapercibida a gobierno y empresarios mexicanos por igual durante muchos años, cosa que en gran medida sigue ocurriendo a juzgar por las cifras públicas del intercambio económico entre ambos países.
En el caso de México, esto se debe sin duda, a su relación tan altamente concentrada y dependiente de los Estados Unidos, con el indeseable efecto, más que comprobado recientemente, de que cuando a dicha economía le da un resfriado a la nuestra le da pulmonía (“catarrito”, dicen algunos pánfilos gorditos mentecatos). Ya no se diga cuando la situación es de crisis estructural, como en el momento actual.
Otro gran problema radica en que México carece de una relación proactiva con Asia en general, y que en este marco, la relación de las Pymes mexicanas con las grandes exportadoras de y hacia Japón es casi inexistente a días de hoy.
Respecto a la relación comercial México-Japón, debe decirse que ésta ha sido deficitaria para México antes y después de la celebración del tratado de libre comercio, con lo cual puede concluirse que dicho instrumento no ha cambiado nada la estructura de dicha relación, cosa que ya sabíamos si atendíamos a los hechos de nuestra también asimétrica relación comercial con Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea a 27.
Así, por ejemplo, la manufactura mexicana representa el 54% de la exportación a Japón, mientras que sólo el 4% de las exportaciones agroalimentarias de México van a ese país.
De los datos expuestos es fácil concluir entonces que México no ha tomado toda la ventaja posible de su relación comercial con Japón. Sus principales productos de exportación a ese país son: aguacate, melón, lengua de bovino, atún, cerdo, calabaza, elote, guayaba, mango y espárragos. Luego es de destacarse que los textiles, prendas de vestir y calzado mexicano, ocupan sólo el 12% de lo que le demanda el mercado japonés. Otro problema radica en el poco o nulo desarrollo de marcas en México, o en que la calidad pactada no suele cumplirse, como tampoco los tiempos de entrega.
[1] Profesor universitario. [email protected]
[2] Las ideas fundamentales de este artículo son de la doctora Melba Flack, profesora-investigadora del Departamento de Estudios del Pacífico de la Universidad de Guadalajara, aunque la presente versión de ellas es exclusiva responsabilidad del que suscribe. El Acuerdo de Asociación Económica México-Japón. Oportunidades y retos, El Colegio de la Frontera Norte, martes 18 de agosto de 2009.
[3] En términos del PIB (Producto Interior Bruto).
[4] La inversión extranjera directa y el desarrollo económico, Aldape Barrios Alberto, Líder empresarial.com/num.162.
[5] Flack, “Las Relaciones económicas bilaterales México-Japón,” México y la Cuenca del Pacífico, vol.5, número 16, mayo de 2002.
[6] Es más que probable que pronto deje de serlo, cediendo su lugar al imparable empuje de la economía china. Aún así, Japón seguirá jugando un papel protagónico en la economía del mundo durante las próximas décadas.