La creación de empleos requiere de iniciativa.
La llamada iniciativa privada no responde en muchos momentos de la vida nacional a las necesidades económicas sociales, pues atiende al interés de lucro privado; es decir, no tiende a desarrollar su actividad a través de la inclusión de criterios de necesidades sociales en cuanto al empleo, la producción y la inversión.
En el otro lado de la mesa, frente a la iniciativa privada tenemos
en Aguascalientes a los privados de iniciativa. Es decir, a muchos
gobernantes que ninguna iniciativa tienen para promover, en ejercicio
de la función gubernativa, planes y proyectos de auténtico desarrollo
económico y que desde luego atienda a las necesidades sociales.
El gobierno en Aguascalientes, en ejercicio de sus atribuciones
legales, mucho puede hacer para cubrir importantes necesidades
económicas de la población y propiciar la creación, el mantenimiento y
el crecimiento de auténticos campos de desarrollo económico que vengan
a insertarse y a coadyuvar con todo el proceso de mejoramiento que
tanto requiere y reclama la población. Sólo se necesita visión,
capacidad y voluntad de hacer y mantener las cosas, pero siempre al
margen de programas electoreros que sólo tienden a la explotación de la
miseria, del hambre y de la ignorancia.
El aparato público dilapida miles de millones de pesos en programas
de corte asistencialista, que en realidad sólo son sirven para dos
cosas: para enriquecer políticos y para conservar el poder a través de
la explotación de la pobreza, pero en modo alguno sirven para sacar a
la gente de la pobreza.
La pobreza no se combate; la pobreza se explota por nuestros políticos en Aguascalientes.
La pobreza es hasta ahora una fuente redituable de ganancias a
través de su explotación política por políticos y por empresarios
ligados a la política.
No es la función primordial del gobierno ser actor de la economía
sino ser rector de las circunstancias públicas que inciden en el
desarrollo económico. El gobierno debe actuar para propiciar las
condiciones del desarrollo, pero no pretender ser el actor conductor y
el accionista mayoritario de la empresa del desarrollo. El mejoramiento
económico es para el pueblo, para los habitantes de la comunidad, no
para el Estado como ente abstracto, siendo éste sólo un medio para
alcanzar el bienestar del ser humano en comunidad.
Sin embargo, poca o nula visión se tiene en Aguascalientes, desde el
aparato público, para el establecimiento de programas de acción
gubernativa que impliquen un verdadero desarrollo, con solidez, con
sostenimiento, con firmeza. Tampoco hay capacidad para entender los
alcances de las necesidades sociales y, sobre todo, no hay un ápice de
lo que implica la omisión de actuar desde el gobierno para el
mejoramiento social y lo que dicha omisión va generando y acumulando de
inconformidad social a lo largo de los años; y desde luego, tampoco hay
dicha capacidad para entender que la omisión genera rezago, el rezago
genera mayores carencias y mayores carencias profundizan la
inconformidad. Mucho menos, y por consecuencia, tampoco hay voluntad de
hacer las cosas para el verdadero desarrollo social. Sólo se actúa para
beneficio propio de los detentadores del poder.
Aguascalientes, como un Estado de la Federación, ha de planear su
desarrollo propio y, por ende, definir sus programas sociales,
políticos, educativos, culturales y de otra índole que incidan en su
desarrollo económico particular, como una entidad, al margen y además
de los planes y programas federales que atañen a todo el entorno
nacional (esto no es muy entendido por los funcionario públicos, hijos
del centralismo, de la falta de iniciativa y del miedo político a hacer
política verdadera y valiosa).
Como Estado de la Unión, Aguascalientes puede fincar su desarrollo
en decisiones y acciones propias, de su sociedad y de su gobierno.
Aguascalientes puede surgir y destacar entre los demás estados de la
Unión como una isla de desarrollo, de mejor estadio de vida en todas
las vertientes: económica, social, cultural, educativa y política. Pero
para ello hacen falta, además de lo que ya comentamos, pantalones para
llevar adelante el proyecto.
Además de más visión, de más calidad y de expansión en las
actividades de producción de bienes y servicios, se debe tal vez
empezar, o al menos incluir como un punto relevante del desarrollo, la
utilización de las potencialidades humanas que se desperdician en
Aguascalientes.
Mano de obra, conocimientos, experiencia, voluntad y ganas de
trabajar hay en Aguascalientes, pero están desperdiciadas por la falta
de iniciativa privada y por los privados de iniciativa. Hay una gran
riqueza, un capital humano que es un tesoro desperdiciado en
Aguascalientes. Recursos económicos también los hay. Falta unirlos y
aprovechar esa unión. Sin embargo, estaremos lejos de alcanzar
objetivos como éste, que propicien el desarrollo de grandes sectores
hoy rezagados y sumidos en la pobreza y peor aún abatidos por la
desesperación, mientras continuemos con los programas electoreros y
asistencialistas –y de beneficio propio- de los políticos que detentan
el poder en Aguascalientes.
No hay, lamentablemente, idea en los gobernantes de Aguascalientes,
sobre la potencialidad de recursos que reclaman una acción gubernativa
viable, fuerte y decidida, para desarrollarse y ser con ello y por
ello un elemento más de los detonantes del crecimiento de nuestro
Estado.
Pero lo peor, es que no hay idea en los políticos acerca del enorme
campo de acción gubernativa que para el desarrollo de Aguascalientes
conforma el cúmulo de atribuciones, funciones y obligaciones que
integran su ámbito de competencia para actuar en ejercicio de la
responsabilidad pública. Ya volveremos sobre este tema, con propuestas
concretas, en las siguientes partes. Ahora sólo fue la introducción.
Nos vemos la semana que entra, si Dios nos da vida y otros no nos la han quitado.
lic.guillermo.macias@gmail.com