Madre e hija se unen para apoyar a niños con ese síndrome de Down - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Viviana Rodríguez de Anda tiene 20 años y tiene síndrome de Down. Sin embargo, hay que ser muy cuidadoso para notar que tiene esta condición, pues habla fluidamente y su actuar es el de una “persona normal”. 

Gracias al apoyo de su familia –principalmente de su madre- ha logrado superarse, actualmente cursa la preparatoria abierta y tiene planes para estudiar la licenciatura en educación especial, “quiero ayudar a otros niños como yo”. 
Vivi –como le dicen de cariño- de la mano de su madre Irma de Anda está desarrollando una fundación para apoyar a niños con Síndrome de Down y a sus padres, poniendo su caso como un ejemplo.

La mamá de Vivi cuenta que desde hace muchos años tuvo la idea de hacer una fundación, para apoyar a los padres con niños con esta discapacidad, pues existe gran desconocimiento de cómo ayudar a los niños a salir adelante como le paso a ella misma.

En su experiencia personal, Irma de Anda platica que durante su embarazo no supo que su hija tenía síndrome de Down, sino que fue hasta el momento de su nacimiento, “no sabía que iba a tener una niña con discapacidad; sí te pones triste porque no sabes qué hacer, pero poco a poco te das cuenta de que no pasa nada, que no es algo malo, con terapias y dedicación te das cuenta de que pueden salir a delante”.

Expresó que las personas tienen a pensar que es un castigo, pero ella lo ve como una oportunidad de ser mejor persona, de ser más humilde “ya que te acercas a este mundo te das cuenta de que es muy bonito, que hay otros niños con discapacidad”.

A los 15 días de nacida, Irma llevó a Vivi a una escuela especial para informarse sobre la condición de su hija y ayudarla; posteriormente asistió al preescolar y primaria regular. Fue a partir de la secundaria que se separó de este sistema educativo y finalizó la secundaria en un sistema abierto.

Irma indicó que ahora que su hija es mayor y se vale por sí misma es que están sacando adelante la fundación. Vivi comentó que otro de sus sueños, al terminar la licenciatura, sería poner una escuela de educación especial para niños con discapacidad porque “es muy bonito sentir esa energía de ellos y ayudarlos como personas especiales”.

Monserrat es la hermana de 11 años de Viviana y se siente muy orgullosa de ella; la define como dedicada a sus estudios: “se la pasa leyendo, copia libros y pinta muy bonito, ella y yo compartimos cuarto y cuando dejo algo tirado me regaña, su ropa la tienen arreglada casi con regla, bien acomodadita”.

La madre de Vivi señaló que se ha avanzado mucho en la aceptación de parte de las sociedad y sus mismos padres, quienes “antes los escondían; todavía hay gente que lo hace, nosotros con la fundación queremos cambiar la cultura de que los saquen al parque, que los lleven a las escuelas inclusive que se lleven a trabajar para que los niños sean independientes cuando los padres no estén”.


En este sentido, destacó que hay empresas que contratan personas discapacitadas, pero que no proporcionan las prestaciones de ley a las que todo ciudadano trabajador tiene derecho. Viviana ya ha tenido la experiencia de trabajar como secretaria en el despacho de un tío suyo que es abogado.

Vivi y su madre seguirán trabajando juntas para orientar a otros padres sobre qué terapias, qué escuelas y de qué manera lograr que sus hijo sean los más independientes. La señora comenta que muchas personas que la conocen le hablan para presentarla con madres con hijos con Síndrome de Down, pues les parece increíble lo que esta mujer ha logrado.


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