La entrada del panteón de La Salud estaba casi totalmente oscura y sólo escoltada con unas veladoras a los lados de las tumbas, a lo lejos aún sin ver mayor claridad se escuchaban unas risas, chicos y grandes estaban en una fiesta ¿o era un fandango?, tal vez el de los muertos que decidieron levantarse a comer todo lo que los vivos les llevan una vez por año hasta sus aposentos.
El fandango de los muertos es parte de las actividades culturales dentro del programa de Anochecer en nuestro pasado, en el panteón de La Salud, donde además de las representaciones teatrales hubo algunas conferencias y exposiciones.
“Que vivan los muertos y que mueran los vivos” vitoreaban todos,
entre comida y bebida, era realmente el único momento donde todos se
ponían de acuerdo porque fuera de ahí, todo el tiempo se estuvieron
peleando con Doña Conmemoración que a cada segundo se azotaba por los
improperios y desfachatez de los demás muertos y se lamentaba porque
hubieran llegado al campo santo donde ella vivía muy en paz, aunque en
medio de sus refunfuños parecía tener segundos de simpatía por esos
guarros que eran sus compañeros.
Como en toda historia de hombres apareció la mujer guapa, joven y a
la que por cierto le gustaba mucho abrazar a los compañeros para
mostrarles más de cerca sus atributos y seducirlos mientras Doña
Conmemoración estaba distraída, porque en cuanto se daba color de lo
que estaba sucediendo a sus espaldas se dejaba ir contra los indecentes
caballeros que sin una pizca de vergüenza, evitaban sus aproximaciones
con aquella dulce y tierna doncella, con falda de colegiala.
No parecían estar acongojados por su estado mortuorio y aunque
efectivamente mostraron respeto por el campo santo lugar sagrado en el
que se encontraban descansando sus restos, también se divirtieron
moviendo sus huesos al ritmo de la cumbia y disfrutaron de todas las
comidas que los vivos habían llevado para ellos en la tradicional noche
de los difuntitos.
Demostraron su cortesía para con los recién llegados pues antes de
probar los alimentos invitaron al muertito que acaba de llegar en días
pasados, para que junto con ellos, disfrutara de esa fiesta que sólo se
hace una vez por año, aunque para variar en ese momento también Doña
Conmemoración estaba molesta y mientras los demás le rogaban que les
sirviera la mesa, “ándele Doña Conme sírvanos la mesa” y ella les
respondía muy cordial y con una expresión de desacuerdo les respondió
“pos sírvansela ustedes con una ching…”
El público conformado en gran medida por niños estuvo todo el tiempo
atento y aunque seguro no entendían algunos de los chistes que ahí se
escucharon porque sin duda llevaban una buena dosis picaresca, las
risas de los grandes y las expresiones o movimientos exagerados de los
muertos, que al parecer les pesaban los huesos hacían reír a todos, los
presentes y los ausentes.
Las representaciones de El fandango de los muertos comenzó desde el
pasado 3 de septiembre y continuará hasta el próximo 7 de noviembre, el
cupo está limitado para 60 personas, aunque la realidad es que entre
los difuntos, los medio vivos y los vivos las funciones terminan con un
público de hasta 100 o más personas que observan a los fandangueros,
las funciones durante lo que resta de septiembre son jueves, viernes y
sábados, en octubre serán los viernes y sábados y hasta el primer fin
de semana de noviembre, la función comienza a las 8 con 45 minutos de
la noche, para mayor información sobre las funciones pueden comunicarse
a los teléfonos, 9153096 y 9155736.
“Pues ya comimos y ya bebimos, ya bailamos y ya nos vamos… y nos
vemos el año entrante si dios nos presta muerte” así se despidió de los
presentes El fandango de los muertos, en el panteón de La Salud.