El municipio de Aguascalientes y algunas organizaciones civiles como bicicálidos, cada quien a su manera, intentan promover el uso sistemático de la bicicleta como medio de transporte. El tema no es nuevo. Ya otras administraciones y otras voces de la sociedad habían tenido esta misma intención con poco éxito. Ante esta nueva oleada de propósitos es necesario pensar algunas cosas que tienen relación directa con la idea de tener una ciudad en la que los ciclistas convivan armónicamente con otros medios de transporte.
Hasta ahora la propuesta del municipio consiste en hacer
ciclopistas. Los integrantes de bicicálidos piden condiciones sociales
y urbanas para existir y una participación directa en la definición de
políticas públicas relacionadas con el tema. El dilema a enfrentar se
relaciona con una importante cantidad de decisiones que necesitan de
estudio para responder preguntas básicas. Veamos por lo pronto algunos
cuestionamientos que requieren de respuesta inmediata.
Además de la propuesta para incrementar el número de metros o
kilómetros de ciclovías y de determinar cuáles serían los lugares
idóneos, hace falta un diagnóstico para saber el lugar que ocupa el uso
de la bici en la ciudad y en la mente de los habitantes. Antes de
cualquier decisión necesitamos saber cuántas bicicletas tenemos, qué
piensan de un cambio en este ámbito los jóvenes, adultos, las mujeres y
los varones; qué opinión tienen sobre lo mismo las diferentes clases
sociales, los partidos políticos, los empresarios y los trabajadores de
pie. Inclusive qué piensan las iglesias y los propios medios de
comunicación.
Lo anterior serviría para definir cuáles son los principales
peligros a los que se enfrenta este medio y cuáles se resolverían con
políticas de protección. Estudiar antes de actuar ayudaría a definir
las rutas más frecuentes y deseables, permitiría calcular los
beneficios económicos, sociales y los efectos en la salud de los
ciudadanos.
Reunir información estratégica sobre el tema determinaría los
contenidos de una política de difusión, la estrategia para elaborar
medidas de control vehicular como el registro y entrega de placas, los
impuestos especiales para alentar esta medida, los seguros de vida, las
requisitos de autoprotección y el nuevo sistema de penalizaciones para
quien agreda a un ciclista voluntaria o involuntariamente.
En el fondo de lo que se trata es de preguntarse si existe la
intención de pasar del uso recreativo al medio de transporte. En última
instancia se buscaría incorporar todas las clases sociales en el uso
regular de este medio de transporte y no solamente a los grupos
populares. Al final se trata de tomar decisiones respetando los
imponderables técnicos y legales y de hacerlo considerando seriamente
lo que opinan los usuarios reales y los potencialmente nuevos.