Esta semana en el senado comenzamos a trabajar con las comisiones unidas de Justicia, Puntos Legislativos y encabezados por la Comisión de los Derechos Humanos en la comparecencia del licenciado Arturo Chávez Chávez, quien ha sido muy cuestionado como para ser el próximo Procurador General de la República, por varias organizaciones de la sociedad civil. Ante estas comisiones que ya tienen suficiente documentación en los contras que se le señalan a este presunto funcionario, que ha sido nombrado por el presidente y espera la ratificación del senado; estamos viendo la posibilidad de que durante su comparecencia aclare todos los señalamientos que se le han hecho, si son reales o porque está siendo señalado como que no es la persona idónea para cumplir con esta encomienda. Arturo Chávez Chávez, debemos recordar, fue titular del Órgano Interno de Control, además de subsecretario de Asuntos Jurídicos y Derechos Humanos en la Secretaría de Gobernación, cuando su servidor fue subsecretario de Gobierno en la misma dependencia. Además Arturo Chávez ya había trabajado en la Procuraduría General de la República (PGR) como delegado en Chihuahua. Fue también subprocurador y en 1996, fungió como Procurador General de Justicia del estado, esto durante la gubernatura de Francisco Barrio Terrazas. En noviembre de 2006, fue enviado a Oaxaca por instrucciones del entonces secretario de Gobernación, Carlos Abascal Carranza, para efectuar labores de diálogo y negociación con los actores que participaban en el conflicto social de esa entidad. De tal manera que en esta semana pondrá a prueba el senado su profesionalismo, el hecho de despojarse de intereses partidistas o de amistad para de alguna manera fría y práctica, pensar en México, pensar en que a quién se le pueda dar un voto de confianza o rechazar, ha sido nombrado para ser el fiscal de la nación, el que procure justicia a nivel país y no solamente eso, sino que termine con la restructuración que comenzó el licenciado Medina Mora a raíz de las modificaciones que hicimos en el Congreso de la Unión de lo que sería la composición interna de la PGR. Algo que todavía está en camino y esperamos que sea para bien y que tengamos una procuraduría depurada y una policía con alto nivel de eficiencia de profesionalización, una policía que realmente le dé la seguridad a los mexicanos, que aquel que no haya cometido un delito podrá estar tranquilo y que estará a salvo de cualquier presión o represión , pero sí que todos los delincuentes o los que estén fuera de la ley serán castigados ejemplarmente, eso es lo que espera este país del próximo procurador de justicia.
Creo oportuno informar a usted caro lector, que de acuerdo a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en base al Artículo 76, son facultades exclusivas del Senado el ratificar, entre otros, el nombramiento del Procurador General de la República en los términos que la ley disponga.
De ahí que le puedo asegurar que los senadores no tomaremos este asunto a la ligera y garantizaremos a la sociedad que todo esto será realizado a la luz de los intereses de la nación y no de un grupo o de un partido. Ojala que ya el día de hoy, martes, se pueda tener un dictamen que se presente al pleno el cual dictaminará si Arturo Chávez es – o no es- el nuevo Procurador General de la República de este país, un dictamen emanado dentro de la suprema armonía que reclama la función pública en donde el representante popular debe obrar con juicio, huir de la anarquía y no confundir la libertad con la facultad de escoger su servidumbre. Debemos superar la etapa de las experiencias inciertas, del anteponer intereses de partido y de las manifestaciones facciosas. Ya no deben influir, en la conducta de quienes legislan, la conducta del poder, ni la apetencia homicida, ni el espíritu de venganza, ni el compadrazgo como mérito político, ni las facultades fenicias, ni la vanidosa y torpe manía de la infalibilidad, que incuba sátrapas.
Creo que el presidente Calderón no ha hecho un gobierno de facción, por lo tanto, quienes estamos en la labor legislativa no trabajamos como camarilla divorciada del pueblo, ni como grupo que piensa en el mando como ocasión de beneficio propio; no representamos una modalidad impositiva; no somos perseguidores de ideas ni juzgamos a los individuos por las creencias sociales o religiosas que profesan; no entendemos la libertad como un derecho privativo del Estado, en menoscabo de la libertad de los demás. Tenemos conciencia de nuestras limitaciones y de nuestra falible condición humana, de manera que esto nos ha permitido empeñarnos en ser menos imperfectos cada día. Los que se consideran perfectos, yerran en mayor grado que quienes conocen sus imperfecciones y luchan por superarlas. Hoy nosotros apostamos por un México mejor con funcionarios comprometidos con su país y con sus ciudadanos, principalmente en la procuración de justicia.