Primero fue el inquilino de los pinos quien lanzó, en su mensaje a la nación, el pasado dos de septiembre, su formula basada en diez “elementos” para salvar del caos a México. No hay tiempo qué perder, dijo; el tiempo se agota y los recursos también. Aborda, eso sí, varios de los temas que se han convertido en problemas de tipo social, económico, político, laboral, salud, seguridad, financiero, fiscal, educativo, energético, telecomunicaciones, regulatorio, electoral y claro está, abriendo el menú, combate a la pobreza.
Exigió seriedad y compromiso a todos los actores políticos, particularmente al cuerpo legislativo, senadores y diputados, demostrando su amor a México, aprobando, sin aceptar modificación alguna, el paquete financiero que presentaría su secretario de Hacienda. Éste, comparecería posteriormente a la glosa del informe y fijó la postura del ejecutivo: más impuestos.
Impasible ante los posicionamientos de los legisladores de oposición, jugueteando con su “mont blanc” entre sus rechonchas manos, no cedió un milímetro a la intención del ejecutivo de poner entre la espada y la pared a la población en general, con las excepciones consabidas de los amos de México.
Se pretende transferir a la población el boquete fiscal, que según Carstens, será para el próximo ejercicio de 380,000 millones de pesos y según otros actores, cercano a los 500,000 millones. Estudios hechos, indican que tan sólo las grandes empresas nacionales y extranjeras que tributan bajo regímenes especiales, dejan de aportar al fisco 560,000 millones. No son muchas. Pronto veremos que tan sólo trece de ellas son las beneficiarias de ese beneficio. Han hecho negocio redondo: invirtieron tan sólo 160 millones de pesos para entronizar al señor de Los Pinos.
Empecinados están en una ortodoxia fiscal que se ha ido abandonando en buena parte de los países, tanto desarrollados como en las economías emergentes. No se sabe cómo van a contener la inflación que se generará con la aplicación de las medidas propuestas. No hay confianza ni credibilidad en que los recursos fiscales captados a través de dichas medidas, se apliquen como lo proponen. No existen planes de austeridad ni certeza en la transparencia de su uso.
En fin, los legisladores tienen en su poder las decisiones finales. Es muy posible que intercambien favores, como siempre lo han hecho. El famoso dos por ciento de “contribución para el combate a la pobreza”, IVA disfrazado, tan sensible a los defensores de las causas populares, es posible se deseche distrayendo la atención general y se aprueben otras medidas igual o más lesivas. Esta ocasión no veremos “roqueseñales”.
Pero en nuestro proporcional 1 % del territorio nacional no nos quedamos atrás. También aquí se presentó, ante el consejo de la ciudad (¿cuántos saben de su existencia y sus funciones?), un decálogo que nos aporta, al igual que el primero en referencia, una ciudad idílica envidia de los países nórdicos. No importa que se hagan propuestas fuera de ámbito municipal. Ficciones por encima de la realidad aunque la presentación es una ficción que rebasa la realidad.
Sólo para abrir boca, mencionemos el primer punto del pequeño decálogo que comento: Autopista a San Luis Potosí, con la finalidad de no quedar fuera de las rutas a los mercados nacionales e internacionales. ¡Ajá!, Así por el estilo varios de los puntos propuestos para la transformación de la ciudad. Veo la réplica venir: lo que se quiso decir es que se harán gestiones ante la federación, los gobiernos de Jalisco, Zacatecas y San Luis Potosí, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Hacienda, Banobras, etc., etc., para la construcción de la soñada autopista.
Así, el resto de los puntos del decálogo convertido en listado de buenas intenciones al igual que el presentado el dos de septiembre en Palacio Nacional. Sólo falta el cómo.
Para algunos de los puntos presentados en el decálogo local se habrán de requerir recursos. ¿Qué sorpresas nos estarán preparando para el 2010, en materia de pagos por derechos y aprovechamientos así como impuestos locales? No tardarán en presentar sus respectivos presupuestos de egresos y ley de ingresos. Aparte de otras sorpresitas que no corresponden a estos rubros, como el incremento a las tarifas del transporte público, próximo a autorizarse o tarifas de agua ajustadas a los índices inflacionarios.
Ni hablar, cada decálogo viene acompañado de su respectiva carga, so pena de ser culpables de permanecer en el atraso. Ni modo de reclamarle a Moisés por haber impuesto una moda desde hace mas de dos mil años.
Para terminar: la buena nota de la semana es la liberación de Jacinta Francisco, indígena, acusada de secuestrar, ella solita, a seis Afis armados hasta los dientes. No creo en la impartición de justicia en México. Creo en esos grupos defensores de los derechos humanos que están atentos a impedir injusticias sobre todo a nuestros hermanos más vulnerables. Me alegra la noticia. Jacinta deja el reclusorio perdonando. Nadie le recuperará tres años de sufrimiento.
Gran finale: Felicidades a La Jornada por su jubileo.