La violencia estructural es aquella que no se ve, no se huele, no pinta, pareciera que no existe, pero está ahí presente y es la más peligrosa porque lastima no sólo a una persona sino a cientos en una sola emisión. Algunos fenómenos como la globalización y los adelantos tecnológicos que se venden como la gran solución a los problemas de este mundo, son en realidad el anuncio de la llegada de la cultura de la muerte, estos fueron algunos de los temas que Verona Valencia trato en su conferencia sobre Género y violencia estructural, del seminario “Familia, crisis y violencia”, organizado por el Centro de Capacitación para el Desarrollo Comunitario (CECADEC).
"¿Cómo no gritó así cuando lo hizo?" le pregunta irreverente el médico a una mujer en trabajo de parto, la renuncia de una mujer a su puesto con tal de dejárselo a su esposo o una mujer despedida de su trabajo porque su esposo tiene conflictos con el poderoso, estos son algunos ejemplos de la forma en que se ejerce la violencia estructural y es por eso que parece invisible. La pobreza, la represión y la alienación son factores que vuelven más propicio el ejercicio de la violencia y la agrava.
Los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres; este fenómeno de disparidad en la dinámica social recrudece los espacios vitales e instala la cultura de la muerte, en la que hay cada vez más hambre, más explotación, más atentados contra la vida, es la guerra del rencor.
La inmediatez con la que la globalización ha interconectado los campos de la cultura, política y la educación, tiene sus beneficios, pero al mismo tiempo tiene sus afecciones que inciden en todos los campos del desarrollo vital. Según los estudios poblacionales cada vez más número de personas buscan vivir en las zonas urbanas más concurridas del mundo, como la Ciudad de México, Nueva York o Bombay, eso también aumenta las posibilidades del ejercicio de la violencia estructural por la cantidad de personas en un mismo espacio y las dinámicas que llegan a suscitarse.
Verona Valencia como parte de su ponencia, hizo una manifestación muy contundente en contra de los legisladores que han aprobado los cambios en la reforma para proteger la vida desde el momento de la concepción por una influencia meramente religiosa, y es una situación que no quieren que suceda en Aguascalientes.
Aprovechó el momento para decir que ante una situación como ésta, las integrantes de las organizaciones son pocas y requieren voces que se unan para dar la justificación, desde todos los puntos de vista, el derecho, la sicología, la sociología, la salud, para evitar que este sea un problema meramente ideológico o político, poco apegado a las verdaderas necesidades de las mujeres.