Cuando me integré a las reuniones del equipo político de Amalia García, de forma marginal, escuchaba una y otra vez a sus colaboradores “machacar” la idea de la hoy gobernadora: “La política es influir”, reiteraban, parafraseándola de forma constante.
La idea, sin lugar a dudas, tiene una íntima conexión con el concepto de eticidad planteado por Hegel, en el ámbito más amplio de la acción pública. Ello, porque la bajísima calidad de la democracia mexicana y la ínfima intensidad de nuestra ciudadanía, han provocado que confundamos la política con las elecciones.
Recordé esto el jueves pasado, cuando fuimos invitados por un grupo de Universitarios (UNETE, universitarios en toda su expresión) a participar en el foro de responsabilidad social en los medios de comunicación que se realizó en la Universidad Panamericana Campus Bonaterra.
El evento formaba parte de un programa de Diplomado en Formación
Social, y tuvimos a bien invitar a dos amigos del periódico, Miguel
Ángel Jaime, y Anayeli Muñoz, de 2 empresas también amigas. Junto a
ellos, también participó Manuel Appendini, para conformar un panel
verdaderamente crítico y profesional.
Pero más que halagar a mis compañeros, como he hecho públicamente en
reiteradas ocasiones, quisiera extenderme sobre la grata sorpresa que
fue el auditorio para mí.
Jóvenes, maestros y trabajadores de la Universidad hicieron
preguntas agudas y complejas. Reflejaban una lectura asidua del
periódico, una visión muy completa de los retos que actualmente
enfrenta el periodismo en el mundo, con la migración de los contenidos
impresos a los electrónicos. También tenían muy claros los
inconvenientes que representan los conflictos que se presentan en las
redacciones cuando los intereses informativos y periodísticos se
cruzan. Uno de ellos (Oziel Guerrero), incluso, realizó una pregunta
sobre una nota que recién habíamos publicado en el portal y que minutos
antes había leído desde su celular.
Cuando terminó el foro, los escuché intercambiar opiniones sobre el
panorama político. Hacían referencias precisas a “La Purísima Grilla”;
estaban enterados de los movimientos internos del PAN y el PRI, y
demostraban capacidad para analizar esos fenómenos a la luz de
perspectivas más complejas, de tipo histórica y/o internacional. Por
cierto, los estudiantes tenían, todos, una formación académica muy
diversa.
Al escucharlos, no podía evitar recordar las voces de funcionarios y
actores con los que hemos tenido inconvenientes, que me han señalado
que cometemos un error al sacrificar el interés comercial por mantener
una línea crítica. “Nadie lee los periódicos”, me intentan convencer.
Nadie puede negar el declive del periodismo en México. Quien
sostenga lo contrario, miente. Yo lo he reconocido, incluso, en las
negociaciones de convenios. Los periódicos de Aguascalientes, de México
y del mundo circulan hoy menos que hace una década, y menos que hace
dos décadas.
Pero no es con cinismo como saldremos de esta crisis. Se necesitan
básicamente 3 cosas: cambio tecnológico, capacitación y comunicación
directa con los distintos públicos.
No quiero pretender pensar que el conjunto de la sociedad
aguascalentense tiene el mismo interés por los asuntos públicos que los
participantes del Diplomado en Formación Social. La ingenuidad es la
peor compañera del idealismo.
Pero grupos de jóvenes de esa calidad humana hacen que los días, las semanas y la vida valgan la pena.
En Enero de este año, tuvimos 5314 visitantes a nuestro portal. En
febrero, 8988. En marzo, 13105. En abril, 17852. En mayo, 18390. En
junio, 18595. En Julio, 20381. En Agosto, 22876. En septiembre, en la
primera quincena ya lo habían visitado 16887 personas distintas. Son
estadísticas públicas, sin truco, y en las que exclusivamente nos
referimos al número de visitantes, sin contar la cantidad de visitas
que realicen.
Esos números no significarían nada sin experiencias como la del jueves. Se trata de construir ciudadanía.