Carlos Montoya Fernández tiene cinco años y desde que nació le detectaron un problema de Glaucoma congénito que poco a poco o ha ido dejando ciego. Inició sus estudios en una escuela de educación especial, pero en realidad él no tiene problemas de aprendizaje, lo dieron de alta y lo integraron a una escuela regular. Él necesita un equipo especial para aprender a leer braile, es una forma de prepararlo para cuando a sus ojos no entre más la luz.
La retina de sus ojos es completamente gris, dice Rocío Fernández Ramos, su mamá, que sólo vé siluetas pero a los diez años perderá la vista por completo. Ella ha buscado apoyo médico en varias instancias pero al parecer no hay nada que hacer, sólo esperar y ayudarlo para que cuando no vea más conozca una forma de relacionarse con el mundo.
Hasta el ciclo pasado, Carlos asistía a la escuela de educación
especial de manera constante, lo dieron de alta y ahora sólo va dos
veces a la semana, ahí es donde lo van a enseñar a leer en braile,
pero para eso necesita su equipo especial.
Por lo pronto ella busca apoyo económico para comprarle a Carlos el
material que necesita para aprender braile, punzones, regla aritmética,
pijas de plástico y otros artículos que juntos cuestan alrededor de
cinco mil pesos, pero al no tener trabajo fijo esa cantidad parece
inalcanzable. Ella es madre soltera; desde hace dos años su esposo se
fue al norte y no regresó, ni se comunicó más; la forma que ella ha
encontrado para subsistir es vender cena los fines de semana con su
suegra, ayuda a algunas señoras a limpiar y hacer mandados y con eso
medio alcanza para cubrir sus gastos del mes que son de alrededor de
mil 500 pesos, entre el pago de renta, servicios y la manutención de
sus hijos en la escuela.
Para ella ha sido difícil llevar esta situación un tanto sola, está
acompañada por su madre y por su suegra pero el hombre de la casa,
aunque los niños llevan su apellido, no volvió más y casos como éste
hay varios en Aguascalientes, donde los hombres se alejan con la
justificación de encontrar una nueva vida para la familia pero los
hijos y la esposa se quedan olvidados mientras que ellos quizá tienen
en otro lugar hacen otra vida.
Carlos tiene un hermano menor, él no tiene problemas en la vista
pero también va a la escuela y para su madre ha sido muy complicado
mantenerlos a ambos, gana quinientos pesos cada fin de semana en la
venta de cena, en los pequeños trabajitos que hace gana un poquito más
de dinero y así completa los 900 pesos de renta los casi 400 que paga
de agua, más el servicio de luz.
Ayer por la mañana era parte del grupo de mamás que estaban a las
afueras del IEA para pedir un apoyo, ella lo único que quiere es
alguien que pueda darle una cooperación para comprar el material de su
hijo, cuando lo está enumerando se le salen unas cuantas lágrimas de
sus ojos, pronto se recupera y abraza a Carlos que se le pega a las
piernas y la busca, es su madre, entre los brazos de su abuela y ella,
sonríe, no alcanza a ver pero en sus penumbras percibe la cercanía de
las personas.