Ganó Claudia Santa Ana, directora del Centro de Investigaciones y Estudios Literarios (CIELA) la primera beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) en la disciplina literaria, su proyecto consiste en elaborar un poemario en verso y en prosa para el que hará un viaje a la infancia teniendo como hilo conductor los planteamientos de la física elemental, la mecánica cuántica, la química y la geología.
Para ella, haber ganado la beca fue motivo de gran emoción porque este era un proyecto que tenía pensado y de alguna manera había iniciado ya, pero no con la formalidad que ahora le impondrá el hecho de ser apoyada con una beca pues los tiempos de revisión le marcarán un avance incluso imprevisto.
Tiene muy claro que deberá entregar informes mensuales de sus avances y durante ese año asistir a tres encuentros con los demás becarios con la finalidad de presentar el proyecto y los avances ante los tutores, aunque la propuesta de Claudia será que más allá de hacer sólo una presentación, este ejercicio se vuelva una discusión de los temas para enriquecer los trabajos.
La idea de tomar a ciencia no es con la intención de proponer nuevos planteamientos sobre la forma de interpretar el universo, sino más bien es una propuesta para usar esos conocimientos ya existentes como un puente que transporte al creador desde la ciencia hacia la literatura desde la infancia.
Esta tendencia de acercarse al conocimiento desde un punto de vista poliédrico tiene que ver con su formación como arquitecta y al mismo tiempo por el gusto personal que siempre ha tenido por la ciencia y su percepción de los puentes que existen entre ambas áreas del conocimiento.
La literatura y la ciencia están interconectadas, no están peleadas sino más bien unidas por el principio de creación aunque en ambos ámbitos los fines sean distintos.
Hans Magnus Enzensberger, escritor alemán en algún momento apuntó que tener un conocimiento mayor del universo y las leyes que lo rigen podría facilitar a nuestros cerebros perezosos una cierta gimnasia y sensaciones de placer totalmente desacostumbradas, de este argumento, Claudia Santa Ana arguyó que la poesía y la ciencia tiene raíces comunes que en un nivel de mutua comunicación pueden resultar una suerte de entendimiento infinito de las interacciones del universo.
Existen muchos puentes entre la ciencia y la poesía desde la comprensión de los estados físicos de la materia, la mecánica cuántica estudia el mundo más pequeño de las cosas, los fenómenos físicos meteorológicos, todo tiene que ver con el proceso de creación.
El campo de la ciencia ha sido poco explorado por la gente de letras, hay pocos autores al menos en Latinoamérica que lo hayan hecho, para los ingleses es un ejercicio más común.
El aspecto científico la mayoría de las veces es intuido por los escritores porque tiene esta capacidad de ir más allá de lo comúnmente dado. El proceso de la creación artística es también un ejercicio de intuición, no sólo en el caso de la literatura. En este caso, la intención de Claudia no es hacer interpretaciones sino más bien acercarse y conocer los planteamientos científicos que rigen al universo y a partir de ahí emprender un recorrido hacia la infancia.
La beca tiene como plazo un año, comienza el primero de octubre.