La Fundación Mamá Cuca desde mayo pasado inició un proyecto denominado Grupos de apoyo y capacitación en zonas de pobreza y marginación en cuatro comunidades esparcidas en diferentes municipios del estado, Aguascalientes, El Llano, Jesús María y San Francisco de los Romo. Principalmente en las zonas más cercanas al área rural las necesidades son muy grandes y la mirada de las mujeres refleja el agradecimiento por el apoyo que les han entregado.
El proyecto recibió un apoyo del Instituto Nacional de Desarrollo Social (INDESOL) de 196 mil 400 pesos con una coinversión de alrededor de 60 mil pesos de la misma fundación.
Para Mayte López Muñoz, coordinadora del proyecto fue importante dividir los talleres en cuatro módulos, nutrición y cocina, comunicación familiar, autoestima y valores y finalmente manualidades; está enfocado para amas de casa porque finalmente es a través de ellas que la información se vuelve expansiva por ser quienes educan a los hijos, están pendientes del hogar y tienen contacto con otras mujeres.
La elección de los temas de los talleres fue pensada en función de las que se han detectado como principales necesidades de las mujeres en condiciones de marginación; en el taller relacionado con la alimentación les dan técnicas para aprovechar al máximo los alimentos, cocinar de una manera saludable, práctica y económica; en el de comunicación se trata de prevenir la violencia familiar y fomentar diferentes técnicas de comunicación entre los integrantes del hogar; en manualidades aprendieron bordado en listón para que aprendan a realizar cosas que luego puedan vender y la autoestima es muy importante para las mujeres para sentirse capaces de cosas que quizá creen que no pueden hacer.
Están trabajando en la colonia Luis Ortega Douglas de Aguascalientes, en San Francisco de los Romo, en Palo Alto de El Llano y en Jesús María en un rancho que se llama El Laurero. Aunque todas las comunidades tienen sus características peculiares, para Mayte, El Llano es su municipio “consentido” porque es uno de los espacios con mayor necesidad, las mujeres tienen muchas ganas de salir adelante pero no tienen al alcance los medios para trabajar.
En el semblante, en la manera de hablar y en su afán porque sigan los talleres se ven alguno de los cambios provocados en las mujeres a través de estos días en que han asistido a las sesiones, se ven más seguras, están contentas por el enfoque con que les imparten los temas sicológicos. Luego de concluidos los talleres que será en el mes de noviembre, van a dar un tiempo a manera de seguimiento para ver las necesidades en cada comunidad y si fuera necesario van a continuar con algunas actividades.
“Estamos planeando llevarles pláticas con las mismas talleristas, alternados, una cada semana no como curso sino más bien para resolver dudas sobre los diferentes temas que ahora han abordado, principalmente en áreas de comunicación familiar y valores que fueron las que más les llamaron la atención”.
Los dos talleres más concurridos son los de San Francisco y El Llano, en el caso de Aguascalientes y Jesús María, coordinados estos últimos dos talleres por Yolanda Martínez, presidenta de la fundación la asistencia es menor porque las mujeres argumentan tener mucho “quehacer” que les impide asistir de manera constante y puntual a las actividades. La asistencia promedio es alrededor de 22 mujeres.
“Están acostumbradas a poner otras prioridades delante de esto que para ellas significa superación personal, pero están acostumbradas a que el quehacer es primero, los hijos y a ellas se dejan para el último, aún así creemos que con una mujer que asista ya vale esto la pena”, precisó Yolanda Martínez.
Aunque sea menos la cantidad de mujeres que asisten a sus talleres, los cambios son perceptibles, ellas tienen otra actitud, han aprendido a protegerse, buscan tener límites para evitar la violencia.
Todas mostraron un interés común por los temas relacionados con la comunicación, los valores y una preocupación que fue común a la mayoría fue la forma de educar a los hijos principalmente para aquellas que tienen adolescentes porque están justo en la edad donde es muy importante encaminarlos para que no se dejen llevar por la realidad adversa.