Avances en seguridad pública en Aguascalientes - LJA Aguascalientes
22/11/2024

En los días pasados, observamos operativos de seguridad de las fuerzas policiales y el ejército mexicano, con resultados importantes para la sociedad aguascalentense; desafortunadamente, la policía ministerial perdió a un comandante y fue lesionado gravemente otro agente. El resultado logrado fue la liberación de un empresario secuestrado, la captura de 17 presuntos secuestradores, y el desmantelamiento de casas de seguridad usadas por los delincuentes.

Conocimos la secuencia de los hechos a través de los medios de información, que profesionalmente hicieron el seguimiento de los acontecimientos y dieron cuenta a la sociedad de manera instantánea de los sucesos y sus resultados.

En estos acontecimientos de seguridad pública en Aguascalientes
podemos distinguir varias características, que en esta ocasión 
lograron dar los resultados que conocemos: la acción policial y del
ejército se inicia después del secuestro del empresario, cuando fueron
avisados por el hermano del empresario, quien a su vez recibió la
información de los trabajadores de la empresa y logró seguir al
vehículo utilizado en el secuestro; la movilización policial y del
ejército se hizo de manera coordinada; el operativo de reacción se hizo
siguiendo un procedimiento ordenado y cuidadoso ya que, en acción
inmediata y efectiva, detuvieron a un delincuente y obtuvieron
información de fondo que les permitió la liberación del empresario, el
desmantelamiento de casas de seguridad,  la persecución y la detención
de los delincuentes; y, por último, darle utilidad efectiva a los
helicópteros al operar como complemento necesario a la acción en tierra.

Con estos operativos podemos observar el avance que ha tenido la
seguridad pública en el estado,  apreciado en los siguientes aspectos:
el liderazgo efectivo del secretario de Seguridad Pública del gobierno
del estado en la disciplina, lealtad y coordinación de instituciones;
la muestra de profesionalización de los agentes policiales en las
acciones desarrolladas; seguramente el mejoramiento de la acción
educativa policial en el Iespa; y la mayor confianza de los ciudadanos
en las corporaciones.

No obstante, es necesario decir que también en esta semana otra
familia aguascalentense se manifestó expresando su dolor y su súplica
para que aparezca su hijo y hermano víctima de secuestro desde hace más
de un año; es un caso al que las autoridades deberán dar una respuesta,
apoyadas en los avances que están logrando ahora en el reencauzamiento
de la seguridad pública del estado.

Sin embargo, es necesario señalar que el camino por recorrer en la
corrección de lo que en los últimos años se descuidó, todavía es largo;
tanto el sistema de seguridad pública como la secuencia del desarrollo
de la delincuencia, marcan los pasos que son necesarios apuntalar como
continuidad de lo que hoy estamos observando en la mejoría de las
instituciones policiales.

El sistema de seguridad tiene cuatro niveles progresivos: la
prevención del delito; la persecución del delito; la impartición de
justicia; y la reeducación social. El nivel de la impartición de la
justicia corresponde al poder judicial y los otros tres niveles
corresponden a los ejecutivos.

También el sistema de seguridad tiene su propia secuencia: entre más
prevención del delito se haga con la sociedad menos comisiones de
delitos tendremos y, por lo tanto, habrá menos juicios y sentencias de
reclusión.

Si lo configuramos como una pirámide, la base y parte más ancha
deberá ser la prevención del delito, donde se debieran aplicar en buena
medida más recursos, tanto humanos como financieros; enseguida vendrían
la procuración e impartición de justicia y, en el pico -ya como espacio
reducido- la reeducación social.


Hoy la pirámide pareciera haberse invertido, dedicando recursos
mayores a la reeducación social y a la impartición de justicia, con
resultados no tan satisfactorios.

El objetivo preciso de la prevención del delito es evitar que suceda
el hecho delictivo, si no en su totalidad por lo menos en una baja
significativa; el aparato de seguridad debe iniciar su funcionamiento
antes de que se cometa el delito, más que después de cometido. En este
sentido, el reto es grande, ya que requiere tanto de una amplia
educación y capacitación policial como de una transformación en la
visión ciudadana de la seguridad y de la delincuencia, para
responsabilizarse de las propias conductas y prevenir los delitos.

Es preocupante observar el submundo de delincuencia que tenemos en
la ciudad y en el estado, y que lo estamos conociendo sólo después de
que suceden los hechos delictivos; como sociedad y como gobierno es
necesario adelantarnos a los hechos delictivos, evitando que sucedan.
Para ello se requiere, precisamente, de lo que estamos apreciando
ahora, una mayor eficiencia persecutoria del delito que gane la
confianza de los ciudadanos, para que de esta manera éstos puedan
participar activamente en la prevención del delito, y las fuerzas
policiales puedan actuar para adelantarse a los delincuentes en la
comisión de éstos.

Es claro que cuando los responsables de la seguridad pública
realizan con convicción y lealtad a la sociedad su trabajo, el ambiente
social responde en armonía y en reconocimiento al trabajo de los
agentes.


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