¡Vamos a ganar! (II) - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Antecedentes

Las cámaras

1995

1997

1998

Héctor Hugo y Otto

El ejercicio de gobernar

Lo que viene

 


-Falta una semana para la elección, ¿no hay problema en que nuestro candidato vea al gobernador priista en la Ciudad de México? –

 

El Partido Acción Nacional  ha vivido  intensamente cada episodio de su historia, desde su concepción hasta nuestros días los estereotipos, las marcas y uno que otro “San Benito” lo han acompañado en más de un suceso que trasciende a la opinión pública.

Dichos eventos han sido analizados con objetividad por algunos y otros, con especial interés, le ponen de su cosecha así como el lechero le echa agua al producto para hacer rendir los litros o el abarrotero mañoso que escamotea los gramos como auténtico cuentachiles.

Es necesario recordar que el PAN surge de la fusión de dos grandes corrientes: la primera fue la sinarquista que comandaba don Efraín González y que al ver concluida la lucha cristera y el pacto realizado por la iglesia con el gobierno de entonces, sus “simpatizantes” se sintieron incomprendidos pues ellos buscaban no sólo el reconocimiento de la iglesia.

Dicha corriente pretendía además un orden social justo que podría alcanzarse con un gobierno  sustentado en la doctrina social de la iglesia – por eso desde entonces nos dicen mochos, cortos, etc.-; aquí participaban obreros campesinos, profesionistas y más sectores.

La otra gran corriente fue la de los librepensadores universitarios como Manuel Gómez Morín, Manuel Herrera y Lazo, Manuel M. Ponce y los seguidores del  Vasconcelismo,  muchos de ellos virtuosos en su profesión, exitosos en su labor y emprendedores por naturaleza – por eso también desde entonces nos califican como el partido de los empresarios, aliados del capital, la ultra derecha y otras linduras más -.

De esta amalgama surgió lo que hoy por hoy es la fuerza política con mayor expectativa de futuro. En la actualidad los tres bloques generacionales a los que hice referencia en la colaboración anterior, convivimos con su legado aprendiendo del presente, en ocasiones olvidando el pasado y siguiendo la brega de eternidad.

La verdad es que ni somos mochos, ni somos ricos, ni todos son católicos, ni todos son empresarios. Eso sí, tratamos de revalorar la política con el ejemplo cotidiano pero no estamos ajenos a las conductas propias de la relación humana. Por lo anterior cuando retomamos algunos ejemplos de éxito panista también es justo mencionar algunos episodios que nos han marcado como institución en los últimos años. Son de los que puedo hablar con mayor objetividad por ser parte de los hechos.

Primero la ocasión en que el PAN no presentó candidato a la Presidencia de la República en 1976, la segunda cuando los órganos empresariales quisieron formar un partido político y la tercera cuando apareció el foro doctrinario.

Antes de estos sucesos,  don Aquiles Elorduy por los años cuarenta había logrado que se le reconociera un triunfo para diputado federal. Algunos dicen que fue un reconocimiento a la vocación democrática del pueblo y otros que fue un reconocimiento a la amistad del entonces presidente de la República con el “habilidosísimo” don Aquiles, quien siendo panista se declaró “ateo por la obra y gracia de dios.  – Ya contaré de él y de Raúl Aguilera-.

Sobre la ocasión en que el PAN no presentó candidato es menester decir que en aquel entonces la dirigencia era encabezada por Pablo Emilio Madero, Bernardo Bátiz, José Ángel Conchello, Jesús González Schmall, José González Torres y otros; en contraparte los inconformes con la dirigencia eran Diego Fernández, Carlos Castillo, David Alarcón, Luis Calderón Vega (papá de Felipe), Luis H. Álvarez y más.

Los primeros empujaban la candidatura de Pablo Emilio y los segundos la de David Alarcón con la intención de no presentar candidato si no se alcanzaba la votación mínima señalada en los estatutos – algo similar a lo que pretende  hacer Manuel Espino el próximo sábado con César Nava-.

Los estatutos del PAN en ese tiempo obligaban a que el candidato del partido, propuesto por la asamblea se legitimara con el 70 por ciento de la votación, lo que a fin de cuentas no ocurrió. Los primeros no lograron tener candidato presidencial y los segundos se retiraron un poco y encontraron acomodo; algunos como consejeros de los órganos empresariales quienes por cierto no llevaban buena relación con Madero.

Desde esa trinchera, la COPARMEX,  crearon el DHIAC (DESARROLLO HUMANO INTEGRAL ACCIÓN CIUDADANA), la ANCIFEM (ASOCIACION NACIONAL CÍVICA FEMENINA) y la UPF (UNIÓN DE PADRES DE FAMILIA); y desde esa misma posición pretendieron formar un nuevo partido presentando ante los órganos competentes la solicitud para registrar como institución política al DHIAC. Desde luego el representante del PAN, Bernardo Bátiz, los combatió logrando el no registro.

Ante tal eventualidad los ideólogos definieron que dicha asociación apoyaría a los ciudadanos independientemente del partido al que pertenecieran, luego algunos se fueron a sus estados para hacer política, unos al PAN, otros al PRI y otros a lo que hoy es el PRI-RD. Hace tres años Vicente Fox, Marthita, Lorenzo Servitje y otros trataron de formar el Partido Humanista. – Les dieron palo como se dice ordinariamente-.

Pablo Emilio fue candidato finalmente en 1982, Luis H. Álvarez fue electo presidente municipal de Chihuahua en la misma década de los ochenta, Pancho Barrio alcalde de Ciudad Juárez fue postulado como candidato a gobernador por el estado norteño. La polémica fue de tal magnitud que Manuel Bartlett -ejemplo del priato – declaró el “fraude patriótico electoral”. Luis H. Álvarez llamó a “Chihuahuizar” el país, el presidente del PAN, Pablo Emilio, declaró así como Manuel Espino que Chihuahua no era México.

En esa misma década el Comité Ejecutivo Nacional se renovó  llegando a la presidencia apoyado principalmente por el grupo que se autodenominó “bárbaros del norte” Luis H. Álvarez, quien incorporó a los disidentes de los setenta a su comité; Castillo, Fernández y otros. Los que perdieron formaron el “foro doctrinario y democrático”.

Todo lo anterior evidentemente repercutió en Aguascalientes, las concepciones, afinidades, ruptura, abruptos y exabruptos, los logros y retos, pero de eso daré cuenta la próxima ocasión.


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