¿Por qué a los políticos les gusta informar en público de sus logros, pero no informan en privado a los afectados, cuando algo salió mal?
Los padres de Elizabeth Delgado López, una de los siete migrantes fallecidos el mes pasado en su intento por cruzar de ilegales hacia Estados Unidos, aún después de haberla sepultado, desconocen en qué condiciones murió su hija. Ese es el único reclamo que quieren -y pueden- hacer.
Según refirieron Ma. de los Ángeles López Villalobos y Rogelio Delgado Cuéllar a La Jornada Aguascalientes, Elizabeth vivía, de ilegal, en el estado de Texas, junto con su marido y dos hijas que contaban con la ciudadanía. Tenía ocho años sin regresar a Los Caños Aguascalientes pero, al enfermar su padre en enero, cruzó la frontera para verlo.
Venía con la intención de buscar trabajo y quedarse aquí, para que su familia la alcanzara luego. Estuvo en la ciudad hasta julio, cuando decidió regresar, desesperada por no encontrar empleos ni apoyos para los más pobres. Dice su madre que le comentó que allá “aunque sea uno ilegal, sí lo ayudan”.
El 20 de julio, Elizabeth y un vecino de la comunidad salieron de sus casas para, apoyados por un “coyote” contratado en Los Negritos por mil 800 dólares, nuevamente cruzar el río Bravo e ingresar sin visa a los Estados Unidos. Ella no lo logró.
En el certificado de defunción que les fue entregado, dicen, consta que Elizabeth murió el domingo 28 de julio, pero no especifica cómo. En la solicitud de apoyo al delegado de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SER) en Aguascalientes, se afirma que la muerte ocurrió el sábado 27 de julio.
La familia política de Elizabeth les dio la noticia de su muerte, pero sus padres no vieron el cuerpo porque fue el esposo de la fallecida quien llevó los trámites allá y le compró una caja “menos corriente”, mientras que aquí el hermano de un yerno gestionó el apoyo de “un diputado” (Javier Luévano, de asuntos migratorios). Por eso, reclaman que las autoridades les informen puntualmente cuándo, cómo y por qué su hija no llegó al otro lado, mientras que sus acompañantes sí lo hicieron.
Historia de muchos
Tanto la señora María de los Ángeles como su marido y sus hijos han intentado “sin éxito- obtener sus papeles migratorios dos veces. Por el pasaporte que les otorgaron, pagaron unos 800 pesos, y gratis los malos tratos del personal. Para la visa, financiaron su viaje y los trámites para que, después de pedirles la ficha de pago, las autoridades se las negaran, también entre pésimos servicios.
Además de Elizabeth, otro de sus hijos se fue a Estados Unidos de forma ilegal hace tres meses, corriendo con mejor suerte y uno más ha manifestado su inquietud. Empero, denuncian, ya una vez acudió “con alguien” que lo inscribiría a un programa de empleo temporal en el extranjero, que le cobró lo equivalente a 100 dólares y de ningún modo lo ayudó.
Dicen los señores Delgado López que esa es la situación de todas las familias, que sobreviven de la agricultura, en Los Caños: terminando secundaria, si es que la terminan, los muchachos deciden irse de mojados para buscar mejor futuro, porque lo que les pagan allá “les rinde un poquito más aquí”.
Incluso también las jovencitas están empezando a migrar al país del norte, pues ya ni los trabajos temporales en la construcción o la cosecha, ni la fábrica de jugos Valle Redondo o las boutiques de Villa Hidalgo, con sus 700 pesos a la semana y sin seguridad social, les alcanzan para vivir ni con lo básico.
Aunque en la comunidad no conocen ninguno, admiten que entre quienes aspiran a migrar se “recomiendan” a los polleros que los pasan y al menos saben que quien prometió a su yerno ayudar a Elizabeth, fue contratado en Los Negritos.
¿Por qué nos quedamos callados?, dice la señora: porque no queremos meternos en problemas, tal vez de esos que no pueda (o no quiera) resolver alguna autoridad.