Homenajes a lo efímero, la primera producción discográfica de Jade, presentada la noche del sábado en el teatro La Puga, del centro cultural Los Arquitos, fue una muestra de cómo los simples detalles brindan grandes satisfacciones.
Un escenario sobrio, más bien ocupado con los músicos, el cuerpo de lo que parecía ser una mariposa al fondo del escenario, un par de pantallas a los costados y dos telas largas de diferentes colores anudadas, que esperaron más de la mitad del concierto por el cuerpo de un par de bailarines.
Gabriela Bernal, a quien todos reconocían más con el nombre de Jade, es la voz y la guitarra acústica de la banda; Abraham Velasco en el bajo, Ramiro Barrios en la batería y Octavio Flores en la guitarra eléctrica, fueron como «apareciendo» porque las luces en el frente fueron cambiando de muy oscuras a más claras y cálidas. En medio del humo blanco clásico de los escenarios, aparecían las manos del baterista y los dedos en el bajo para darle un matiz en ocasiones más rockero y otras veces algo más dulce quiza rayando en lo pop.
Habrá a quien, por la deformación musical le dé por hacer comparaciones o pretender hacerlas, pero después de hacer un recorrido por las posibles voces que pudieran parecerse, el escucha puede caer en la cuenta de que Jade más que ser similar encuentra a la perfección un lugar dentro de la gama de grupos que antes y después hacen fusiones con ritmos como estos: rock, folk y pop.
Esta primera producción discográfica es producto de un trabajo constante del año anterior en el que se incluyen once temas inéditos y un bonus track.
La asistencia al foro La Puga para esta presentación fue interesante porque entre las personas que ocupaban los espacios principales de ese foro tan peculiar, apto para la presentación de artes muy diversas, había mujeres adultas, jóvenes, niños, incluso bebés; familias completas que estuvieron pendientes y aplaudieron cada una de las piezas musicales que Jade interpretó y para las cuales fue acompañada no sólo por sus músicos de base, sino también por varios músicos invitados que durante el concierto aparecieron para acompañar algunas piezas como Forastero, con Jorge Alba en la trompeta, o la voz de Israel Pacheco que acompañó en un par de ocasiones a la banda y Javier Quezada «Harry» al piano.
Y precisamente para hacerle un homenaje a lo efímero, los bailarines aparecieron en el escenario, las telas dejaron atrás los nudos y se convirtieron en largos telones de los que sujetaron los pies y el cuerpo un hombre y una mujer que, como parte del sencillo que da nombre a esta primera producción discográfica, las piruetas de los cuerpos parecían definir el trayecto de lo efímero mientras que la voz de Jade se desvanecía también acompañada de la música que se impregnó en los oídos de los presentes y en las paredes. Fue ese el homenaje.
Al final del concierto vendieron discos para que en ese mismo momento los autografiara la vocalista y los integrantes de la banda y también algunos otros souvenirs alusivos a esta primera producción.