Hubiera sido imposible no mirarlo, rodeado de grafiteros, color, aerosoles, bullicio y él con un caballete de madera enfrente, un lienzo mediano, buscando la sombra debajo de un árbol, abstraído frente a su creación y acompañado de una mujer adulta que parecía su guardiana.
Se llama Gabriel Salvador Cruz, es de un lugar llamado Jojotepec, Oaxaca y estaba en el encuentro de grafiteros porque sus amigos lo invitaron, es de pocas palabras pero muy certeras y además al mirarte sus ojos decían mucho más de lo que expresaban sus palabras.
“Cómo fue que empecé, sólo empecé, no sé cómo, ni hace cuánto, tampoco sé muy bien”.
Siempre tiene ganas de hacer un cuadro, sed de hacerlo, lo mismo trabaja en su taller, en la calle y en un par de ocasiones en festivales o encuentros como estos.
“Cada vez que lo intento cambia, siempre hay elementos nuevos hojas, alambres, botes, plástico”, las posibilidades se vuelven infinitas cuando lo único que importa es crear con lo que se tiene a la mano y cuando la búsqueda es tan abstracta; como querer romper la línea y decir que “bastantes de las cosas que uno cree imposibles, son posibles cuando se sigue un orden”.
Todo lo que hace es para regalar, nunca vende, eso le da a él un sentido diferente para ver y sentir. Es sólo un juego y al mirarlo efectivamente se veía a un niño con esos juguetes que a los adultos le parece inexplicable porque se abstraen a tal nivel.
Su lienzo no tiene pintura, tampoco líneas hechas con carbón o con lápices, tiene más bien aplicaciones que él no sabe cómo se llaman, sólo lo hace porque se divierte de sobremanera y lo aprendió además de su abuelo, Laurentino Cruz Velasco, con él que pasaba todo el tiempo que podía. “Me contaba historias de Monte Albán, del campo, de todo”.
Se aleja como para ver que hay en el lienzo, no sabe qué ve, aún sigue buscando, lo apasiona la forma en que fluye y emerge su creación, nunca empieza por algún lado en específico del lienzo, él crea y lo que está a su alrededor parece sólo un acompañamiento, de fondo se escucha el canto de un pájaro.
Ese cuadro en particular, el que hizo para el evento de graffiti en Aguascalientes estaba hecho con palillos e hilo resistente color gris y blanco, su principal inspiración es siempre la naturaleza y así como las piedras, las nubes, el canto de los pájaros no tiene contornos planos o bien definidos, sino más bien desiguales, así también su creación, ese lienzo.
Entre esos palillos e hilo hay música, se encuentra el trinar de los pájaros y el sonido de las hojas de los árboles al chocar con el viento, dice que es seguro que está ahí, pero él no puede escucharlo porque no tiene oídos de músico.
Una vez que inicia con un cuadro nuevo trabaja hasta que termina, no tiene un tiempo determinado para trabajar, sólo sabe que debe terminarlo porque el “ansia no puede esperar”, ¿en qué momento sabe que debe parar?, él no lo sabe, el cuadro casi habla, dicta, algo así.