Almendra Navarro Menéndez nació con un talento natural para el ballet, mismo que ha fomentado desde los siete años cuando entró por primera vez a la escuela de danza del Instituto Cultural de Aguascalientes (ICA) y hasta ahora que tiene 14 años y cursa el séptimo semestre de la carrera de ejecutante de danza clásica en la escuela George Berard.
El primer contacto real que Almendra tuvo con la danza fue cuando su mamá la metió a clases de folclor, pero no le gustó y le pidió que la cambiara a ballet. “Había visto bailarinas en la tele y me gustaba cómo bailaban y eso me llamó la atención y se lo dije a mi mamá”.
Su gusto por la danza la ha vuelto una niña cada vez más disciplinada, dedica la mitad de su día a ir a la secundaria, la tarde y en ocasiones parte de la noche para sus clases artísticas, que son teóricas y también prácticas.
Fuera del ejercicio que realiza en sus prácticas de la escuela no hace alguna actividad física en particular, ni tampoco debe seguir un régimen alimenticio específico, sólo no comer de más para no engordar.
Hay algunos compañeros suyos que en algunas presentaciones han sufrido accidentes, pero afortunadamente ella hasta ahora no se ha lastimado nunca, lo que sí le ha sucedido es que olvidé las zapatillas para un baile sus zapatillas de punta, en alguna presentación donde tuvo que seguir bailando sin música, los pies ampollados con los que tiene que seguir bailando.
Su carrera le ha dejado ya la satisfacción de cinco medallas, dos de oro, una de plata y dos de bronce; tres de ellas en el concurso internacional Attitude y las otras dos en diferentes ediciones del concurso nacional de ballet clásico infantil y juvenil, una en el 2007 y otra en el 2009. Ha recibido apoyos y diversos reconocimientos, tanto del mismo instituto como de otras escuelas de danza en el país como fuera de él, como cuando participó y fue finalista en el Youth American Grand Prix en Nueva York, sin embargo nunca es suficiente cuando las ansias de ser artista se llevan en la sangre.
La emoción de estar en una competencia es siempre diferente a las prácticas diarias de la danza, puede compartirse tiempo con niñas de otros lugares, sienten además la adrenalina de saber que no pueden equivocarse y la presencia del jurado. Con un año o seis meses de anticipación empiezan a prepararse en las coreografías que la maestra les indica.
Una de las bailarinas que ella admira es Priscila Bragdon que actualmente es solista de la Compañía de ballet clásico y neo- clásico de Jalisco y es egresada de la escuela del ICA.
Sus principales apoyos han sido desde siempre sus papás que la han acompañado en todo momento y los maestros de la misma escuela que en muchos momentos la han animado para que siga adelante.
Su proyecto más próximo es participar en el Cuarto festival danza Córdoba para el que se ganó una beca en el pasado concurso nacional de ballet clásico realizado en Aguascalientes y sólo le faltaría cubrir los gastos de transporte y hospedaje, sin embargo está en juego su asistencia por la falta de recursos porque incluso ya le ha pasado en ocasiones anteriores que no asiste por falta de dinero.
Su padre, Felipe Navarro señaló que de alguna manera están buscando un “mecenas” porque ellos están muy emocionados con el talento y la dedicación de Almendra, pero no siempre han tenido todo el dinero que necesitarían para pagarle todo lo que ella necesita para que continúe con su carrera.
Almendra dijo que más allá de un apoyo exclusivo para ella, le gustaría que fuera un camión completo con otras niñas que aunque no bailen puedan participar de las clases e incluso ganarse una beca para participar en otro festival.
Es tal la emoción que provoca Almendra en su familia que su papá no pudo contenerse de decir que al principio ellos incluso no se la creen hasta que empiezan a estar en diferentes competencias nacionales e internacionales, le dedica tiempo y hace un esfuerzo constante por estar siempre ahí.