Antecedente
Las cámaras
1995
1997
1998
Héctor Hugo y Otto
El ejercicio de gobernar
Lo que viene
¿Dejamos a Pepe en la Procuraduría mientras termina Roberto?
La forma en que el Partido Acción Nacional ha llegado a ser la primera fuerza política en nuestra entidad y las circunstancias que posibilitaron su ascenso son aleccionadoras para la conducta colectiva y desde luego para el análisis personal.
Acción Nacional ha tenido a lo largo de su historia diversos encuentros y desencuentros que lo han conformado como institución que ha perdurado como opción ciudadana. Han pasado generaciones de militantes acrisolando experiencia que ha dejado como legado a la actual membresía el incansable oficio de la siembra de la esperanza para cosechar la victoria.
En mi oportunidad de formar parte en las decisiones del PAN he visto convivir a tres bloques generacionales, el primero conformado por aquellos que sabían que nunca llegarían a gobernar, que las condiciones de acceso al poder eran más que complicadas y que por lo tanto en su definición de lo que debería ser Acción Nacional incluían como objeto superior la “formación de ciudadanos” para que, a través de la acción colectiva, aspirar a tener una mejor sociedad que conformara mejores gobiernos. Este bloque comprende desde la fundación hasta la década de los setenta y acumuló enriquecedora doctrina que aún en nuestros tiempos se sigue comentando y sirve de referencia en la lectura obligada para la inducción.
Dieron la pelea, mantuvieron encendida la llama de la esperanza que el maestro Efraín González denominó “Brega de eternidad”. A ellos no les tocó gobernar acaso unas pocas oportunidades como las mayorías en la cámara federal de los años cuarenta o algunas alcaldías como la de Quiroga en Michoacán.
El siguiente conjunto de personas es el que se ubica de 1970 al 1995; al igual que las primeras entendieron la dificultad del triunfo pero conscientes estaban que era necesario seguir dando la pelea. La circunstancia nacional principalmente en la década de los ochenta le dio los primeros triunfos en varias presidencias municipales y justo es decir, sin esperarlo muchos de estos panistas, tuvieron la oportunidad de gobernar.
La siguiente generación es aquella que se acercó cuando el partido era ya una posibilidad real de competencia electoral y en consecuencia la ruta para llegar al ejercicio del poder.
Estos tres bloques de personas han convivido en la actualidad con sus motivaciones, intereses y deseos particulares.
Yo creo que independientemente de la fecha en que se llegó al partido la calidad de ser un buen militante la otorga el compromiso cotidiano y no solamente la antigüedad o el interés particular. La motivación doctrinal es un elemento más que necesario para fundamentar el actuar en política desde luego sin abandonar el pragmático deseo de obtener triunfos.