En nuestra lengua, la palabra aserto (que proviene del latín), expresa el hecho de afirmar, sostener y dar por cierta y asentada una cosa. Se asocia también a una forma de ser ¿será tener aciertos?
La ASERTIVIDAD es una voz relacionada con la comunicación que se ha incorporado al lenguaje común de las personas. Cuando hablamos de aprender a ser asertivos nos referimos a promover el desarrollo de las habilidades que permitirán ser personas directas, honestas y expresivas en las comunicaciones; además, a ser personas seguras, auto-respetuosas y tener la habilidad para hacer sentir valiosos a los demás. Y como todo lo social, ser o no asertivo es un aprendizaje. Todo inicia en la niñez y la familia. Las conductas negativas reiteradas de los padres o de figuras importantes de autoridad en nuestra infancia, ejercen una influencia tan importante que son percibidas como «mandatos». Los hijos aprenden de lo que los padres hacen o dicen y esos mensajes se graban profundamente en la psiquis entre los 2 y los 8 años. A partir de ese momento, las grabaciones pasan a ser parte de ellos mismos. De estas, las grabaciones negativas más frecuentes son:
1. No pidas lo que necesites o sientas. El ejemplo a seguir era observar cómo la madre (o padre en su caso) se ocupaba de los demás, se olvidaban de sí mismos.
2. No te defiendas. El mensaje es los niños buenos no pegan son buenos, y el resultado es que se dejan atacar sin protestar.
3. No sientas o expreses lo que sientes. Se asocia a frases o recuerdos tales como… si yo mostraba alguna emoción me ignoraba o se iba. Cuando se sentía mal, se quedaba solo o se encerraba. Era de piedra, nada lo conmovía. Si me enojaba, decía que era malo y se alejaba de mí.
4. No disfrutes. Algunas personas recuerdan situaciones como: «Si yo jugaba o me divertía, me pegaba o me reprochaba». «Si me reía me regañaba o decía cosas tristes». «De niño me trataba como a un adulto».
5. No admires, alabes o felicites a los demás… Se logra eficientemente desvalorizando los logros ajenos o encontrando defectos.
6. No decidas, no pienses, no hagas. Esto se logra cuando se hace dudar, se cuida demasiado todo el tiempo, se le hace todo, se repite varias veces lo que tiene que hacer o enojarse ante ideas nuevas de parte de los hijos.
7. Triunfa, no importan los medios. Se vincula a altas expectativas para con los hijos «Esperaba que yo siempre ganara y no soportaba verme perder».
8. O lo contrario, el no triunfes, mezclado en los recuerdos con imágenes de eterna amargura o frustración por el trabajo o los jefes o sus mayores.
9. No te esfuerces, espera pasivamente el triunfo. Se dice cuando… se espera sacarse la lotería o acertar a una gran rifa. Es decir soñar con hacerse rico sin esfuerzo.
10. No te acerques, no intimes, no toques. Esto se troquela en la mente infantil cuando al acercarse se le rechaza o cuando se repite constantemente que la gente que se acerca trae otras intenciones».
Después de aprender estas posturas, inconcientemente se adopta una -posición existencial- en función de cómo fueron satisfechas las necesidades físicas, de amor, aceptación expresión de cariño; en resumen en cómo nos sentimos y cómo vemos a los demás.
Acorde a la teoría del Análisis Transaccional existen cuatro posiciones existenciales:
1. Yo estoy básicamente bien y tú estás básicamente bien.- Son personas que recibieron AMOR; son realistas, optimistas; por lo general tienen éxito en su trabajo y en sus relaciones; aceptan errores y aciertos. El tiempo lo disfrutan; son cumplidos en sus actividades; sus relaciones sociales son buenas y tienen un mandato: «Vale la pena vivir».
2. Yo estoy bien y tú estás mal.- Son personas que no recibieron ACEPTACIÓN; culpan a los demás; su tiempo es descontrolado y no saben qué hacer con él; se llenan de actividades y, sus relaciones sociales son más o menos aceptables. Su mandato es. «Apúrate a crecer».
3. Yo estoy mal y tú estás bien.- Son personas que no recibieron SEGURIDAD; son tímidos, se confunden frecuentemente; su tiempo es caótico; son informales en sus actividades y en sus relaciones sociales se aíslan. Su mandato es: “No crezcas”.
4. Yo estoy mal y tú estás mal.- Son personas que NO recibieron AMOR; son incapaces y fracasados; se deprimen fácilmente; el tiempo lo dejan pasar; en sus actividades se vuelven inútiles e indiferentes; sus relaciones sociales son defectuosas. Su mandato es: “La vida es una porquería”.
Si hubiéramos (y el hubiera no existe) corrido con suerte de contar con buenos modelos de personas –asertivas- durante nuestra infancia, sería natural para nosotros serlo, sin embargo, si no fue el caso, posiblemente nos encontremos en la necesidad de cultivarlo y de aprenderlo.
La mayor parte de los seres humanos hemos transitado por alguna de estas posiciones. Algunos se estacionan en alguna de ellas pensando que ese es su destino y otros siguen luchando por pasar a una posición más sana mediante el aprendizaje de nuevos esquemas o ¿nuevas palabras?. He ahí su magia, una sola puede contener mucho más que ella misma, pues en ella subyace una desbandada de ideas y posibilidades para ser mejores. Mejores personas, mejores humanos, mejores ciudadanos, mejores amigos, seres asertivos, de esos que tienen la habilidad de hacer sentir valiosos a la vida y a los demás.