ogui Berra, un singular personaje de las grandes ligas del béisbol estadounidense, se caracterizó por un buen número de frases generalmente cercanas a la incongruencia, una de ellas es “el futuro ya no es como antes”, y es a partir de ella que quiero hacer algunos comentarios relacionados con el arte de Aguascalientes y sus potencialidades.
Ciertamente este futuro ya es diferente por que antes no existía un presente con estudios profesionales de artes visuales, donde se supone que se obtiene una preparación y una visión más amplia de la evolución del arte contemporáneo. Ahora los hay y lo mínimo que se espera es que los que ahí se preparan, justifiquen esa oportunidad.
Allá en mis lejanos tiempos de estudiante de la materia en “La Esmeralda”, compañeros inquietos y soñadores, – más lo último que lo primero – decían que ellos iban a realizar el arte del futuro de la misma manera que en su momento Kandinsky lo había hecho. Desde luego que éste no lo hizo pues lo que produjo fue un arte abstracto que después tuvo muchos seguidores, mucho menos lo hicieron mis amigos, pues el futuro no existe más que en su presente que además inmediatamente se vuelve pasado.
Tiempo después que las circunstancias me reintegraron aquí, – hace ya casi 32 años – me encontré con un futuro anulado en las artes plásticas, que se fue recuperando a pasos lentos con algunos jóvenes dispuestos a adentrarse en una aventura de lo novedoso que entonces se hacía. Así, poco a poco en el Centro de Artes Visuales se fue conociendo y haciendo un arte que dejaba atrás aquel encasillamiento de una ortodoxia mal entendida.
Así fue que durante largo tiempo la práctica del arte la hicieron quienes se formaron en los talleres libres del Centro, no sólo con una presencia en la localidad sino también en los foros nacionales, con invitaciones a participaciones en bienales, concursos, encuentros y cursos varios. La consecuencia y por tanto el futuro, lo fue la licenciatura en artes visuales, en donde un buen número de los que imparten o han impartido materias de la currícula, son producto de esa formación que si bien no es escolarizada, si contiene la calidad y capacidad más que suficiente para formar profesionalmente a su vez a nuevos creadores.
Entonces, en este momento estamos ante un futuro del arte aguascalentense que está en posibilidades de ir hasta donde las capacidades, la audacia y el empeño les permita a quienes siguen en la práctica del arte, donde obviamente quienes tienen mayor compromiso de ello son en primera instancia los jóvenes, sobre todo aquellos de las tres generaciones que han egresado de la carrera de Artes Visuales.
Son aproximadamente 60 estudiantes que terminaron sus estudios profesionales, algunos se regresaron a sus lugares de origen, otros se alejaron visiblemente del quehacer plástico, y muy pocos son los que se están forjando una presencia que pueda llevarlos en el futuro a consolidarse como los creadores locales, aún cuando se vea lejos el surgimiento de los herederos de las glorias de Herrán, Posada y Contreras.
De la primera generación destaca por su buena participación local y nacional, Anuar Atala que ganó premio en la bienal “Enrique Guzmán”, y otro en el concurso “Atanasio Monroy” de la U de G en Autlán, Jalisco, además de que fue el único aguascalentense seleccionado en la pasada Bienal Tamayo. Su obra es juguetona y divertida, con soluciones formales dentro de la figuración, de colores planos y apastelados, características del arte contemporáneo, todavía en consolidación y en vías de personalizar este estilo que aún forma parte de toda una amplia moda que muchos practican. Su visión y su camino me parecen adecuados.
La obra de Gabriela Mendoza, por su parte, también ha sido reconocida en el concurso “Atanasio Monroy” y en el concurso “Emilia Ortiz” en Tepic, Nayarit, de carácter intimista, tal vez un poco más personalizada pero todavía con resabios técnicos y formales de los ejercicios escolares.
En su reciente exposición en la Casa Terán, muestra unos pequeños objetos de bajorelieve con agregados de acetato, que tiene otra veta rica en posibilidades de la creación, así como en la cerámica que incluye en la muestra, aun cuando en ésta los resultados no sean del todo afortunados.
De la segunda generación quien más destaca es Carlos Samuel (Martínez) Castañeda, ganador del Concurso de Grabado “José Guadalupe Posada” 2007, y de la Bienal “Diego Rivera” 2008, que en estos días presenta una exposición individual en el Museo Posada. Su obra gráfica se fundamenta en fotografía de cadáveres, que más que una referencia a la violencia o lo perene de la vida, son pretexto visual para desarrollar una amplia variedad de tonos, que complementan o dramatizan la supuesta escena, que no es más que una imagen que no tiene antes ni después. Son los valores gráficos de la línea y el claroscuro los que Carlos sabe explotar muy bien.
Ellos, junto con otros de los cuales después me ocuparé, son el futuro del arte en Aguascalientes. Espero no equivocarme.