a pasada jornada electoral tendría que haber dejado varias lecturas para los partidos políticos en México, ya que más allá de los resultados electorales, existe una generalizada idea de que los mismos ya no le sirven a la ciudadanía, que se siente total y absolutamente alejada de ellos, y que no les escuchó nada medianamente atractivo en estos pasados comicios.
Los escenarios que se pueden construir a partir de lo sucedido en el proceso electoral antes mencionado, tienen una variable en común, y esta es que el electorado ya no está interesado en la participación electoral, y esto a todas luces es preocupante y puede ser peligroso para nuestra democracia.
Es en estos momentos poselectorales que los partidos políticos pueden darse la oportunidad de revisarse a los interno, y preguntarse qué hacer con su casi ausente democracia, con sus métodos, sus quehaceres y con su falta de propuesta. Claro que esto sólo lo realizarán quienes verdaderamente estén en el ánimo de recuperar un poco de credibilidad ante la sociedad, porque por supuesto que también existen quienes piensan que todo está bien, aunque los hechos les demuestren lo contrario.
Hay quienes sólo se relamen las heridas, sin darse cuenta que se las pueden infectar, y que quieren ver avances donde sólo existen retrocesos. Es de llamar la atención cómo pueden darse a la tarea de manipular cifras, de la misma forma en que piensan que pueden seguir manipulando conciencias.
Pero dicen que a todo mundo le llega su hora y eso es muy cierto, lo real es que las cosas ya parecen haber tocado fondo, y que no hay caminos de retorno a lo que antes dio resultado. Los que piensan que se pueden seguir agraviando, tendrán que reconocer que la gente ya se cansó de las carpas, y lo que pide es que los políticos respeten su actividad, la respeten a ella, e incluso se respeten entre ellos.
Afortunadamente la viabilidad de los partidos polìticos, tiene relación directa con que se ganen esquemas de honestidad, certidumbre y sobre todo de contenido, o sea, que a pesar de que a muchos analistas no les gusta, los partidos políticos tendrán que llenarse de ideas y contenidos.
El pragmatismo salvaje que hemos vivido de hace algunos años a la fecha, vació de identificación ideológica a los partidos y a sus cuadros, y se operó una necesidad irreal de moverse todos hacia el centro del espectro político, dejando para después la necesidad de hacer diferencia desde el punto de vista ideológico. Y esto le fue contraproducente a los partidos políticos, ya que se generó una dinámica que continúa, y que se caracteriza porque hoy la mayoría del electorado vota por candidatos y no por propuestas partidistas.
Con estos retos que impone la realidad actual a los partidos políticos que mantuvieron su registro, estos se verán en la necesidad de articular una serie de instrumentos que les obligue a atender de forma más clara y objetiva sus líneas ideológicas, y deshacerse de ataduras que desvirtúan su posicionamiento interno e impiden su conexión con la ciudadanía.
Por mucho tiempo los partidos políticos han tenido miedo de manifestarse con posicionamientos que les determine una identificación sólida con segmentos del electorado, pero la pasada elección les obligará a sacudirse de esas indeterminaciones e inmovilismos, para definirse a pesar de los riesgos que esto les presente. n