l presidente Calderón manifestó el domingo al cierre de las elecciones la posición que nos anticipamos a sostener que asumiría sobre un aspecto de los resultados electorales: se expresó atento –sensible, dijo- al significado del voto blanco, a su versión del voto nulo y al abstencionismo. Esta posición presidencial es buen augurio para los siguientes tres años de administración federal, pues implica la sensibilidad, el entendimiento del titular del ejecutivo respecto de la voluntad, del actuar y de las expectativas de un amplísimo sector de los ciudadanos mexicanos y además, en vista a todo el resultado global de la jornada electoral, que en muchos aspectos y casos fue sorpresivo, convocó a todos los actores políticos a diseñar la agenda de gobierno sobre los grandes temas nacionales para el resto de su periodo constitucional. Ojalá su equipo lo entienda y lo respalde responsablemente.
La decisión popular ha sido tajante y contundente. Existe una gran inconformidad con el gobierno, con los gobernantes y con los políticos en general. No se trata de una inconformidad en particular hacia algún partido o gobernante sino que, visto globalmente el resultado, incluyendo al abstencionismo y al voto blanco, es una insatisfacción generalizada con la acción gubernativa nacional y quien paga los platos rotos es el gobierno en turno; así ha sido siempre desde que en este país el voto cuenta. El PRI sufrió estas consecuencias de su forma de gobernar y sus errores y el pueblo se los cobró finalmente en el 2000; luego en 2006 el pueblo cobró la factura al desordenado y boquiflojo gobierno foxista, produciéndose ese resultado extremadamente cerrado en la elección federal; el efecto “peje” creció y creció gracias en mucho a los desatinos de Fox.
La fuerte caída panista en esta elección de 2009 –no sólo en lo federal, sino desde en los comicios locales en los estados en que los hubo- debe ubicar a Calderón en una reflexión central: hay que refrendar lo bueno –continuar con el combate a la delincuencia, ejercer el gobierno con sobriedad y seriedad, proponer y negociar con la oposición una agenda económica distinta, recuperar y promover el nombre de México a nivel internacional- y por otra parte dar un golpe de timón a lo que no ha sido satisfactorio: en primer lugar cambiar colaboradores y promover la renovación en el partido; algunos secretarios de estado y otros funcionarios deben dejar su lugar a otros que interpreten y cumplan la línea estadista de Calderón; debe replantearse la política educativa y de salud y, por otro lado, debe entenderse que una política belicosa como la de Germán Martínez tampoco dio resultados buenos; sólo malos para el PAN; el reajuste de los objetivos del gobierno de Felipe pasa por romper los lazos negros del elbaesthergordillismo y de otros intereses en el sector petrolero. Además la campaña publicitaria panista fue malísima, diseñada por un extranjero de probada ineficacia como publicista político en varias partes del mundo de habla española.
La izquierda mexicana, como expresión del pensamiento social, debe replantear a quienes les confía el liderazgo y su conducción en cuanto actuación partidista. La división y los pleitos por las actitudes de los explotadores y mercenarios de las franquicias de los partidos de izquierda enviaron a esta opción muy a la baja en la preferencia de los electores en esta ocasión. El único ganador de la izquierda fue el Peje, con Iztapalapa.
El PRI se recuperó de manera fantástica en esta elección, lo cual le dará una posición de mayoría relativa en la cámara de diputados, con posibilidad de tener mayoría absoluta si se logra entender con el Partido Verde para formar un bloque legislativo en las decisiones de la cámara. Los resultados de las elecciones locales que se celebraron también cooperan a recuperación de fantasía del PRI, pero precisamente estos resultados –el federal y los locales- son sólo circunstanciales; nada significan ni garantizan a futuro tanto en lo federal -2012- como en las locales a lo largo y ancho del país.
Los resultados en donde hubo elecciones locales también son contundentes, aleccionadores y en algunos casos sorpresivos como las gubernaturas de Querétaro y San Luis Potosí donde los triunfos del PRI surgieron inesperadamente; en San Luis el PAN perdió también a nivel municipal toda la zona de la capital, integrada por “San Luis” y “Soledad”. En Morelos también el PAN perdió prácticamente todo su poderío a nivel municipal con Cuernavaca, Cuautla y Yautepec . En Nuevo León la gubernatura seguirá siendo priista y la zona metropolitana quedó dividida a nivel municipal entre PRI y PAN con 3 y 4 municipios respectivamente; el PAN sorprendentemente conservó “San Pedro Narco García”. El Estado de México es de llamar la atención porque ahí el PRI se volvió a posicionar en los municipios ya añeja simpatía panista o de otras simpatías, como Naucalpan, Ecatepec, Cuautitlán Izcalli, Chalco y “Neza” y Toluca. Jalisco es todo un caso pues el conservadurismo jalisciense votó ahora por el PRI, dándole a éste toda la zona metropolitana con los municipios de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá. En la zona de “Los Altos” casi todos los principales municipios fueron para el PRI: La Chona, Lagos, Tepatitlán y Villa Hidalgo y quedando al PAN San Juan y Atotonilco y de los otros municipios importantes de Jalisco, fueron para el PRI Puerto Vallarta, Ocotlán y Zapotlán el Grande (Ciudad Guzmán) y para el PAN Chapala, La Barca y Teocaltiche. En Sonora el caso de la guardería influyó de manera determinante, perjudicando substancialmente la imagen del PRI y del gobierno local, dando el triunfo al PAN. Para concluir, en Campeche y Colima también hubo resultados negativos para el PAN, que inclusive perdió Manzanillo. Guanajuato siguió siendo panista a ultranza.
En Aguascalientes la elección da mucho para comentar, pero el espacio editorial no nos permite abusar del periódico ni de los lectores. Breve y precavidamente comentaremos en primer término que este resultado no debe interpretarse como triunfalista a favor de alguien ni en contra de nadie; la votación fue muy cerrada en los tres distritos, pues con las diferencias que quedaron entre PRI y PAN, en una elección de diputados federales los triunfos o derrotas no significan mucho. El gobierno se comparte en esta “ciudad-estado” y por lo mismo los resultados que ya son reales y parte de la historia política hidrocálida deben ser interpretados como una llamada de atención tanto para uno como para otro. De los tres distritos, era de esperarse un triunfo por bando y el otro sería para cualquiera de los dos, por poca diferencia y así quedaron. ¿Pero qué hizo la diferencia en la ciudad? Cuadra ganó y el Mosco perdió, pero ambos resultados tienen el mismo origen: suma de intereses y combinación de deslealtades.
Por último, a título de comentario general podemos señalar que en primer lugar esta elección no es anticipo de ninguna de las que siguen en los años por venir. En segundo lugar, esta elección deja como ganadores al abstencionismo a la nueva opción de votar pero no votar por ninguno de los partidos, lo cual, políticamente es un fenómeno que debe ocupar seriamente a todo que se precie de ser político y sobre esto, los partidos y los gobiernos tienen una gran tarea para hacer. Nos vemos la semana que entra si dios nos da vida y otros no nos la han quitado. n
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