Desde las 9 de la mañana de este viernes, varios trabajadores defraudados por los propietarios de la fábrica de textiles Novatex ingresaron a las instalaciones donde alguna vez estuvo la empresa y tomaron posesión física de la maquinaria, para comenzar a desmontarla y venderla, con la finalidad de recuperar la cantidad equivalente a los salarios caídos, el finiquito y otras prestaciones que no se les pagaron cuando se declaró la quiebra.
En representación de las 490 personas que laboraban ahí cuando la empresa aún estaba en funciones, Javier Isaías Gómez Santiago habló con los medios de comunicación y refirió que, legalmente, desde hace un año las 285 máquinas que quedaron dentro de la nave pertenecen legalmente a los trabajadores.
Sin embargo, con el apoyo de trabajadores de confianza, encabezados por el ex líder del sindicato hoy revocado, Luis Antonio Quezada, Jorge Rivera les había impedido la entrada a las instalaciones para poder tomar posesión.
El representante de los afectados indicó que las máquinas para hacer cobertores e hilo se valuaron en 60 millones de pesos, pero que su valor real es mayor a los 180 millones; asimismo, estimó que la deuda que Novatex tiene por lo salarios caídos, los finiquitos y las prestaciones que les dejó de pagar súbitamente, asciende a los 45 millones de pesos.
Reveló además que la familia Rivera, que conserva la propiedad de los terrenos y las oficinas, quiere cobrar alrededor de 18 millones por concepto de renta, ya que el material ha permanecido dentro desde hace cuatro años y medio que comenzaron los problemas, a lo que respondió que se pagará de la misma manera en que ellos les dieron el finiquito a sus ex empleados.
Desde las 9 de la mañana de este viernes, los trabajadores acudieron a la planta para, junto con personal técnico, comenzar a desmontar las piezas y retomar las negociaciones, pues aunque se tenía una venta apalabrada con empresarios del ramo textil, procedentes de Villa Hidalgo, no se concretó la transacción porque no habían tenido acceso a la nave donde se encontraba.
De la misma manera, Gómez Santiago acusó al sindicato de haber intentado boicotear las acciones de los trabajadores defraudados ya que, siendo la gente de Luis Antonio Quezada la única con acceso a esas instalaciones, desaparecieron en promedio 200 tarjetas electrónicas que permitían el funcionamiento de la maquinaria y cuyo valor es de alrededor de 15 mil pesos por pieza.
A la llegada de los medios de comunicación, aproximadamente a las 11 de la mañana, en el lugar se encontraban patrullas de la policía municipal, que resguardaban la seguridad de quienes acudieron a reclamar sus derechos, ya que incluso se hicieron acompañar de sus hijos pequeños.
Minutos más tarde, el líder de los ex empleados aclaró que también contaban con el apoyo de las corporaciones ministerial y estatal.
Dado que las máquinas que van a desmontar y transportar son muy grandes y pesadas, Gómez Santiago informó que las actividades se prolongarán hasta por cuatro semanas, por lo que sus representados y él organizarán tres turnos de 8 horas cada uno para evitar que quienes están en contra de su proceder irrumpan nuevamente en la fábrica y vuelvan a frustrar la venta y el ajuste del adeudo.
Por esta razón, hizo un llamado al gobernador del Estado y a los presidentes municipales de Aguascalientes y Jesús María para que brindaran protección a estas personas, enviando unidades de las respectivas corporaciones policíacas, pues temen represalias y hasta violencia por parte de los dueños, especialmente en las noches.
Así también, hizo responsable a la familia Rivera y a Luis Antonio Quezada de cualquier cosa que le pase a él o a sus representados.
Durante la estancia de los medios de comunicación en el lugar, que duró poco más de una hora, arribó una persona que se dijo abogado de la contraparte (Rivera y/o Quezada), pero se le impidió el paso, ya que no acreditó autoridad.
En este tiempo, se esperaba la llegada de los interesados en la compra de los materiales de fábrica para que un actuario diera fe de la inspección y la venta de los mismos, pero pasadas las 12 del día, aún no sucedía nada.
Mientras tanto, en tres mástiles colocados en una explanada, a la entrada de Novatex, los ex empleados colocaron algunas mantas mediante las cuales clamaban justicia y defendían su manera de proceder.
Tanto el mobiliario, como los objetos que permanecen en la planta, al igual que las mismas instalaciones, permanecen en estado de abandono; todo está sucio, envejecido, o roto y en lo que parecía ser jardinería, ahora hay un montón de hierba mala y plantas secas.
Aparte de todo lo utilizado en trabajos industriales, en los edificios hay escritorios, libreros, archiveros, documentos, adornos y hasta un vehículo que, aparentemente, servía para recorrer todas las instalaciones.
Javier Isaías Gómez Santiago estimó que habrán terminado de desmontar y trasladar todo en un plazo máximo de 4 semanas y que, una vez formalizadas las negociaciones y concretada la venta, en un año o poco más quedará liquidada la deuda que se tiene con los trabajadores.