El concepto de “poeta profesional” es para José María Espinasa una contradicción porque un poeta es un espíritu dedicado al oficio de la creación nacida de pronto, sin saber exactamente qué elemento la inspira o como es que nace a la luz, “es un deseo que no está sometido a un esquema”, por eso para él no existen los poetas por encargo, no hay un verdadero escritor que produzca de manera periódica un libro por año.
Incluso a los poetas más grandes les sucede; muchos escriben cuando tienen ganas y hay algunos casos en que aún teniendo toda la intención las ideas no fluyen como debieran. Espinasa se negó a llamar a los momentos de inspiración o a la creación un milagro porque dijo esto suena mucho a una iluminación divina, pero lo que sí hay es un misterio en la forma en que llegan los momentos para escribir.
En el marco del homenaje realizado a Dolores Castro en Aguascalientes, estuvo presente el poeta y crítico José María Espinasa quien además de hacer una extensa disección sobre la poesía de esta creadora aguascalentense dejó sueltos algunos conceptos esenciales de la creación poética.
Por principio de cuentas inició su discurso haciendo referencia a la necesidad que tiene México de una historia de la poesía en donde puedan acotarse los nombres de esos grandes creadores que de alguna forma han marcado el rumbo de la creación, han sido de los más sobresalientes o han definido un estilo por demás sobresaliente; en el caso de México una de las épocas importantes fue justamente la que vivió Dolores Castro y su generación de los ocho.
Las perspectivas en cuanto a la creación poética difieren entre sí, para Espinasa la producción poética continúa vigente y desde su perspectiva cada vez hay más poetas y de buena calidad, pero lo que ha disminuido son los lectores, indudablemente cada vez son menos, la poesía se lee poco y esto probablemente tiene que ver con la educación, “no se tiene la costumbre de mostrarle al joven o al muchacho que empieza a leer lo atractiva y divertida que puede ser la poesía y entonces hay muchas otras cosas, la música, la televisión, el cine y entonces la poesía se queda relegada”.
Esta para la poesía es una época en la que sí tiene practicantes a su servicio, pero no tiene consumidores, quizá habría que esperar a que nuevamente haya quienes volteen su ojos hacia ella y al descubrirla se interesen por volver de nuevo a entablar un canal de comunicación entre los lectores y la poesía, habrá qué ver la forma de que suceda porque ahora dijo Espinasa es como si uno cocinara pero no hubiera quien comiera.
En la misma presentación que hizo de la antología A mitad de un suspiro de Dolores Castro, el poeta y crítico hizo de alguna forma una comparación entre la poesía de la homenajeada y la de Rosario Castellanos, entre quienes dijo había diferencias muy claras. La primera, tiene un acento femenino que se distingue desde el primer momento, Espinasa dijo es una poeta entre los poetas, pero con un toque femenino; al contrario de Castellanos que desde su apreciación escribe poesía que podría escribir cualquier hombre.
Un ejercicio que destacó por su mística fue el de escuchar de propia voz del creador la poesía y es que cuando un lector la retoma desde su casa, quizá no encuentre la música de fondo con la que fue escrita y finalmente el poeta conoce bien cada uno de sus versos y los lee en su ritmo propio.