Desde el punto de vista pedagógico, para que un niño que asiste a guardería realmente salga beneficiados, influye el entorno de manera integral; es decir, la combinación de buenos decentes, instalaciones adecuadas, la participación de los padres de familia y el mismo pequeño, señaló en entrevista telefónica para La Jornada Aguascalientes el director de la escuela de pedagogía de la Universidad Panamericana, Guillermo Ramos Kuri.
El especialista indicó en primer lugar que, aunque las condiciones actuales de vida muy pocas veces lo permiten, lo ideal es que el niño ingrese a la guardería después de los tres años de edad, para que tenga la oportunidad de formar vínculos sólidos con sus padres, especialmente con la madre, pues desde el nacimiento hasta esa edad tiene mayor necesidad de cercanía y atención por parte de ésta, además de que es un período crítico en su desarrollo.
Comentó que cuando las condiciones de ubicación, acondicionamiento, atención, alimentación, educación, seguridad o higiene de la guardería no son las adecuadas, los padres pueden darse cuenta inmediatamente, ya que el niño modifica patrones de conducta, comienza a enfermarse, llega con señales físicas de descuido o maltrato (moretones, rasguños, suciedad), puede desnutrirse y le va a costar trabajo el aprendizaje y la convencía con los demás.
Destacó que es muy importante que esas estancias no sean “guarderías” en el sentido literal de la palabra, que implicaría únicamente guardar al niño, mientras los padres cumplen su jornada laboral; dijo que deben tener programas educativos acreditados, donde se desarrollen habilidades psicomotrices y sociales, se inculquen hábitos y costumbres sanas y se procure la formación inicial del infante, antes de que ingrese a la primaria.
Todas estas características son establecidas por el organismo incorporante, ya sea en este caso IMSS, ISSSTE, IEA o cualquier otra dependencia, pero generalmente deben estar avaladas por instituciones como el instituto de salud, en el caso de las medidas de higiene y lo relacionado con la alimentación; el de educación, en el caso de los programas y actividades que se implementan para el desarrollo de los niños y protección civil y bomberos, en el caso de las medidas de seguridad.
Asimismo, señaló que estas instancias trabajan en coordinación para realizar revisiones periódicas, a fin de que los centros funcionen de manera adecuada y den el servicio para el cual fueron creados.
El pedagogo puso como ejemplo de una situación inadecuada el exceso de ventilación, por el cual un niño va a estar inquieto a fin de generar más calor y no pondrá atención en las actividades o, si se trata de un bebé, estará llorando constantemente y en ambos casos, se puede llegar a enfermar.
Precisó que, si el pequeño está siendo bien atendido, puede permanecer en la guardería el tiempo que sea necesario para los padres; sin embargo es recomendable que cumpla un horario igual al de la jornada laboral de la madre, que pase el menor tiempo posible ahí.
Desde su experiencia –anteriormente fue secretario particular del director general del IEA- opina que “en Aguascalientes hay de todo”: tanto guarderías que cumplen los aspectos jurídicos, pedagógicos, de seguridad e higiene, como aquellas que no hacen lo mismo.
Sin embargo, reiteró la responsabilidad de los padres de familia de estar al pendiente de todos estos detalles, así como de acudir a las juntas y participar activamente en las actividades que los involucren con la educación de sus hijos en ese lugar.