sta semana terminan las campañas políticas, de las que deberán salir 3 diputados federales que habrán de representarnos los próximos 3 años en San Lázaro. Esta contienda se caracterizó por haber arrancado y culminado lento, sin un impacto social y con una gama de propuestas, de las que la mayoría son sólo buenas intenciones, pero no van encaminadas a resolver el problema.
Con el fantasma del abstencionismo más fuerte que nunca, experimentamos esa inequidad en las reglas del juego, en donde los partidos grandes se llevan la rebanada más grande, haciendo uso de sus redes callejeras de movilizadores y compradores del voto para no enfrentar los reclamos de la sociedad, que con una apatía evidente, tal parece que ha decidido no salir a votar.
Fue más grande la campaña de promoción del voto en blanco, que la del Instituto Federal Electoral por promover elegir a un candidato, pese que el presupuesto es millonario y tiene el sartén por el mango, pero este año su labor por hacer que la ciudadanía se concientice y salga a emitir un voto, dejó mucho que desear.
Con una Ley Electoral injusta y que privilegia a unos cuantos, reinó la poca información de las propuestas que ofrecen todos los candidatos, sin distinciones, pues fue más sencillo para quienes tienen las ventajas, dejarse llevar por la inercia de su presupuesto, creando un ambiente político tenso, en donde se dejó ver por la poca imaginación y la ausencia de discursos coherentes, centrados en la realidad y propositivos, lo que hace que sea más grande ese lastre que significa el abstencionismo, haciendo que la democracia sea simplemente un mito en el sistema político de nuestro país.
La realidad es que los representantes populares son elegidos por una minoría cercana al 5% de población total, pero el otro 95% es el que se quejará de las malas administraciones y del mal gobierno que implica tener gobernantes improvisados y colocados ahí para continuar con un sistema sometedor y retrograda, mismo que nos tiene hundidos en inseguridad, desempleo y crisis económica, sin mencionar los problemas sociales que ello implica.
El hecho de que una niña este más posicionada que cualquier candidato, indigna por los 12 millones de pesos que se erogaran en este proceso, dejando de lado las propuestas y plataformas, esas son cosas que solamente suceden en México.
Pero las cosas tienen que cambiar, estas elecciones son la trastienda de lo que será el 2010, en donde deberemos elegir gobernador, alcaldes y diputados locales. Estamos a tiempo de dar una lección a quienes manejan el rumbo de nuestras vidas y que tienen el futuro de nuestros hijos en las manos, debemos asumir nuestra responsabilidad y salir a votar, elegir a la persona que más se acerque a nuestras necesidades, que entienda los reclamos sociales y que transforme el panorama tan contaminado de políticos que hoy tenemos.
El poder de una tacha en la boleta electoral, es inmenso, y además es la única herramienta para hacer que nuestro futuro sea prometedor, haciendo que el país realmente avance.