Aguascalientes sigue siendo la capital de la poesía en México; sin embargo, los actores de la función pública en turno no han estado interesados en fortalecer y darle vida a esa posición poniendo en riesgo no sólo el nombramiento, sino sobre todo la producción de los poetas con trayectoria, jóvenes e iniciados, comentó el escritor Fabián Muñoz.
El estado se ganó esta fama a base de esfuerzo, trabajo y dedicación de personas de la función pública cultural que se dedicaron hace años a darle a los creadores locales una estructura lo suficientemente sólida como para salir avante, cosa que ahora parece haberse olvidado.
En este mismo, sentido Fabián dijo coincidir con Ricardo Esquer en sus comentarios hechos en el suplemento cultural Bien Mucho, donde aludía a que no se pueden generar poetas para echarlos a la calle, como de alguna manera está sucediendo en Aguascalientes.
Aunque efectivamente, Víctor González y Gustavo Vásquez han mostrado gran sensibilidad, profesionalismo y han hecho un esfuerzo, la verdad es que la línea editorial del instituto no debiera ser el Anita Brenner cuando se deja fuera a un sinfín de poetas sin espacio.
Señaló también la pobre existencia de revistas literarias, entre las que se cuentan sólo dos y auspiciadas por instancias públicas: Parteaguas y Tierra Baldía, ambas con imitaciones como el espacio, los contenidos y la distribución. “Hay otro esfuerzo interesante que hacen los suplementos en los periódicos, pero en realidad su vocación no es la misma que la de las revistas”.
Una de las razones aparentes para el olvido de la publicación de poesía parece ser la cuestión económica, porque además este rubro no es políticamente redituable; pareciera que la línea editorial del ICA es hacer “bonitos y poquitos”, cuando la función es totalmente la contraria. El arte debe llegar a la mayor cantidad de personas, “no tenemos derecho a llevar a los ciudadanos la ignorancia o a la marginación cultural en aras de tener pocos productos culturales; si hay armas en las calles es porque no hay libros. Si el dinero no alcanza, entonces que se hagan antologías, así están resolviendo otros países de América Latina”.
Por poner un ejemplo, Voces abiertas y Contemporáneos fueron dos colecciones recientes a través de las cuales se publicaron a escritores locales y que actualmente el instituto se ha encargado de sacar de la bodega para regalar o vender a bajo costo esos y otros libros más, que permanecieron indebidamente callados en la oscuridad.
Habría que pensar en la forma de dejar una constancia de los escritores locales contemporáneos, como Arlette Luévano, Juan Carlos Quiroz, Sofía Ramírez, Ricardo Esquer, por mencionar a algunos, que por su cuenta han buscado la publicación de sus libros fuera de Aguascalientes.
Otra actividad que se ha visto altamente ausente es la lectura de poesía, a diferencia de otras ciudades como Guadalajara, donde actualmente radica Fabián Muñoz y se ha promovido esta actividad tanto en espacios cerrados, centros culturales o de entretenimiento, como en las calles a través de un megáfono, eso no pasa acá.
Calificó de “arqueología literaria” con sus debidas proporciones, la labor que realizan los “kafkianos” y es que para hacer su análisis de las obras publicadas en Aguascalientes han tenido que recurrir a textos de hace cinco o seis años. “Ellos critican la producción que se hacía antes porque dicen que sólo eran porquerías y yo digo está bien, seguro se excedieron, pero yo prefiero esa experiencia llegando a un justo medio, que estar en este silencio atroz”.
Aunque en Guadalajara la universidad en mucho ha venido a realizar un trabajo que no estaba haciendo la secretaría de cultura directamente, a Fabián no le gustaría que en Aguascalientes sucediera lo mismo porque cuando la institución educativa da cobijo a los escritores locales, el gobierno se duerme en sus laureles y se olvida de su obligación.
Finalmente incitó a los escritores a tener siempre presente el compromiso social que tienen a través de la obra que producen, como un reflejo de lo que les pasa a ellos mismos y a la sociedad.